El realizador trató a los protagonistas de la Gran Historia con el mismo cariño y la misma atención por los detalles de caracterización que distinguieron a toda su obra. Luis XVI y María Antonieta son tan importantes como un albañil, un pescador o cualquiera de los voluntarios marselleses que avanzan sobre París.
Un patrón inescrupuloso es reemplazado por una cooperativa obrera, abundan las bromas mordaces sobre el clero y sobre los militares rancios, y los tópicos del melodrama conservador (las relaciones extramatrimoniales, la muerte de un hijo ilegítimo) se muestran increíblemente desdramatizados.
Basada en la obra teatral homónima de Gorki, Los bajos fondos fue una de las últimas películas de la empresa Albatros, fundada por artistas y técnicos exilados de Rusia tras el ascenso del comunismo y refugiados en Francia.
El vagabundo Boudu (Michel Simon) es salvado por una familia burguesa y adoptado por la misma con la ilusión de integrarlo a la sociedad. Pronto se descubre que Boudu no tiene ningún deseo de integrarse a nada y en poco tiempo subvierte completamente el orden familiar.
Según el realizador, la base argumental de La gran ilusión era cierta y surgió de las experiencias propias y de relatos de sus compañeros de armas durante la Primera Guerra Mundial. “La gran ilusión” del título consistía, quizá, en que individuos de distinto origen geográfico, político y social fueran capaces de confraternizar.
Durante la ocupación nazi en Francia, un maestro de escuela descubre las razones por las que es necesario resistir. Si se excusa la escenografía de cartón piedra y algunas situaciones inverosímiles, el film resulta mucho más complejo y maduro que la mayor parte de las películas de propaganda realizadas en Hollywood durante esta época.
Esta película es un viaje al mundo de Juan Sebastián Guitierrez, “Juanse”. Al frente de su banda Los Ratones Paranoicos recorrió el mundo y vendió miles de discos. A partir de una experiencia mística, decidió abandonar los excesos del rock y se convirtió en un fanático seguidor de Jesucristo.
Coco “Muralla” Rivera fue un gran arquero de fútbol en los noventa. Hoy es un chofer de minibús alcohólico que vende una niña a una red de trata para pagar la operación de su hijo enfermo. El niño muere y su fantasma atormenta al Muralla, quien en busca de redención decide recuperar a la niña aunque esto implique su propia condena.
La regla del juego
Con un tono engañosamente amable y sencillo, que hasta cierto punto anticipa el estilo de Buñuel, el director realizó su obra más oscura y corrosiva, una metáfora de “la sociedad en descomposición” que, de hecho, demostraba ese carácter al lanzarse a una nueva guerra mundial de manera contemporánea al film.
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