Patricio Guzmán golpea algunos muros de Santiago y aparecen los lemas que Allende creó hace 31 años.
El martes 22 de septiembre de 1998 Augusto Pinochet fue detenido en Londres acusado de genocidio, terrorismo y tortura, ante la sorpresa del mundo. Permaneció detenido 503 días en una clínica privada y más tarde en un chalet de Londres.
La película reconstruye la memoria dispersa de San José de Gracia, en el Estado de Michoacán, con la presencia del escritor Luís González y otros ancianos de esta comunidad de talla humana y sin héroes particulares.
Patricio Guzmán vuelve a Santiago de Chile para encontrarse con los personajes de La Batalla de Chile, realizada 23 años antes.
Tomando como hilo conductor el tema de las religiones en América Latina la película muestra los mitos precolombinos, la llegada del hombre blanco, el sincretismo posterior y finalmente la teología de la liberación.
La película empieza con una anécdota personal de Patricio Guzmán: cuando tenía 10 años aprendió a viajar con el dedo encima de los mapas que una profesora le prestó cuando estaba en el colegio.
Guzmán sale a la búsqueda de la desconocida isla de Robinson Crusoe. Esta isla no sólo es el producto de la imaginación literaria de Daniel Defoe creada en el siglo XVIII sino que existe de verdad en el océano Pacífico a 700 kilómetros de la costa chilena.
Numerosos sectores de la población y en particular las capas populares organizan y ponen en marcha una serie de acciones colectivas con la intención de neutralizar el caos y apoyar a Allende.
Entre marzo y septiembre de 1973 la izquierda y la derecha se enfrentan en todas partes: en la calle, los tribunales, las universidades, el parlamento y los medios de comunicación.
Salvador Allende pone en marcha un programa de transformaciones sociales y políticas para modernizar el Estado y frenar la pobreza. Desde el primer día los sectores chilenos más conservadores organizan contra su gobierno una serie de huelgas salvajes.
La cordillera de los sueños
En Chile, cuando el sol se levanta ha debido escalar colinas, paredes, cumbres, antes de alcanzar la última piedra de Los Andes.
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