Tras una primera parte que retrata a Iván triunfante, Eisenstein realizó un segundo film, de tono más oscuro y más decididamente expresionista que el anterior, en el que Iván se ve envuelto en las intrigas de los poderes feudales del territorio ruso.
Tanto el tiempo dedicado a meditar su film como su logro previo en la ópera Las Walkirias, contribuyen a explicar el estilo de Iván el Terrible, una suerte de majestuoso teatro de cámara, muy alejado de la reconstrucción puramente exterior que suele tener el cine de época.
Fue el primer largometraje sonoro de Eisenstein o por lo menos el primero que llegó a estrenarse. Fue su primera colaboración con actores profesionales. Fue también su primera colaboración con el músico Sergei Prokofiev.
Eisenstein, su director de fotografía Eduard Tissé y su asistente Grigori Aleksandrov pasaron varios meses en México con dinero del escritor norteamericano Upton Sinclair rodando material para un ambicioso fresco sobre el país.
Onibaba
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