El relato sólo en la superficie no parece de Lynch. Pero en los diálogos y en la asunción de una travesía hiperlenta de Norteamérica su mundo está muy presente.
Dos hermanas atraviesan una ciudad desconocida cuando regresan de unas vacaciones. El hijo de la menor viaja con ellas y aumenta la tensión erótica entre las dos mujeres que, en su vínculo perverso, funcionan como dos caras de una misma persona.
Las vidas de los “misfits” del título original emiten una luz de atardecer y soledad, que en el caso de Marilyn la muestra en una de sus apariciones más evocativas. Uno de los cuatro o cinco films mejores de John Huston.
Vale la pena revisitar esta película, cercana a la sociedad, la misantropía tierna, la crueldad realista, construida además como una memorable obra de teatro de múltiples escenarios.
Una mujer en la arena
Un entomólogo visita zonas marginales entre dunas, y queda preso de un pueblo extraño, que lo obliga a vivir con una mujer bella pero impenetrable (Kyoko Kishida) en un pozo de arena en permanente derrumbe.
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