La verdadera razón para correr a ver este film se llama Clara Bow y fue, durante la segunda mitad de la década del 20, un verdadero sex symbol del cine norteamericano.
Durante el período mudo, el mito del amante exótico nunca fue tan bien servido como en este film, cuyas imágenes quedaron fijas en la iconografía del siglo. Se trata de la secuela del film El sheik (1921), por lo que Valentino interpreta al personaje de ese primer film y también a su propio hijo.
Inspirada libremente en la masacre histórica de Custer, la película distingue entre la historia real y la mítica, abunda en extensas situaciones de comedia y tiene una de las mayores interpretaciones que realizó Henry Fonda en toda su carrera.
Una década después de la desaparición de su mejor amigo y compañero musical, Guille recibe la propuesta de editar un disco que grabó con su ex banda. Esto moviliza a Guille, quien intenta recortar los límites de su soledad, barrer los desencantos, encontrarle un sentido a la pérdida y dar los primeros pasos hacia un nuevo destino.
Nelson tiene 45 años y es trompetista de la banda de la Fuerza Aérea hace más de 20. Siente que no ha logrado nada en su vida y desea hacer algo importante pero la rutina siempre ha disuelto sus deseos.
Hasta los 60, el sexo explícito, como la violencia extrema, existía pero sin verse; se mantenía ajeno a la pantalla. La pornografía estaba fuera de la ley y el circuito que la exhibía era rigurosamente clandestino: prostíbulos selectos, reuniones de hombres o usuarios particulares. Es decir, nada que permitiera algo parecido a la industria millonaria y explotadora que se desarrolló después. Había entonces un decidido amateurismo y también una ¿inocencia? No es la palabra adecuada. ¿Realismo? Algo así.
Se las llamaba stag-movies, porque stag era la palabra que designaba a las reuniones exclusivamente masculinas donde estos films se exhibían. En las stag-movies no suele haber bellezas neumáticas, artefactos rebuscados, ni esfuerzos acrobáticos de satisfacción. Apenas gente común, haciéndolo frente a una cámara. Lo que, pensándolo bien, hace que ya no se trate de gente común. En todo caso, tienen aspecto de gente común y lo que representan son fantasías comunes que, como cualquier forma de representación, dependen de la sociedad de la que surgen. Los elementos para que el espectador se identifique suelen estar tan presentes como en el cine clásico, con el valor agregado de que, para hacerlo, el porno puede apelar a situaciones absolutamente ausentes del cine comercial normal.
Dos selecciones de stag-movies se proyectarán durante junio, con acompañamiento de música compuesta e interpretada en vivo por la National Film Chamber Orchestra.
Dos jóvenes se enamoran pese a la rivalidad de sus respectivos padres, que compiten por el transporte a vapor en el río Mississippi. Keaton ya había utilizado un punto de partida similar en La ley de la hospitalidad (1923), pero esta vez decidió culminar su film con un huracán.
Una serie de confusiones y enredos culminan en una situación absurda pero de suspenso irresistible: Harold Lloyd se ve obligado a trepar un edificio de varios pisos, por la parte de afuera.
La caída de la casa Usher (La chute de la maison Usher, Francia-1928) de Jean Epstein, c/Jean Debucourt, Marguerite Gance, Charles Lamy, Fournez-Goffard. 50 (aprox.)
A través de múltiples sobreimpresiones, travellings inverosímiles y diversas velocidades de rodaje, Epstein describe el enrarecimiento progresivo que afecta el entorno de Roderick Usher, la obsesión que lo lleva trasladar literalmente el alma de su mujer a un cuadro y, eventualmente, el tormento que supone para él la perturbación de sus sentidos.
En la historia del cine, esta versión libre del relato homónimo de Poe, que además incorpora elementos narrativos de otros cuentos del autor, permanece como el ejemplo paradigmático del llamado impresionismo cinematográfico francés. Opacado por el brillo del expresionismo alemán, el cine mudo francés tuvo numerosos films de similar audacia experimental. Epstein tomó las propuestas formales sobre la fotogenia elaboradas por el escritor y cineasta Louis Delluc y desplegó una variedad abrumadora de recursos visuales para trasponer a imágenes la esencia incómoda y casi abstracta del cuento.
Se exhibirá como complemento:
La sonriente Mme. Beudet (La souriante Madame Beudet, Francia-1922) de Germaine Dulac, c/Germaine Dermoz, Alexandre Arquillière, Jean dYd, Madeleine Guitty. 20 (aprox.)
Discípula de Louis Delluc, la directora Germaine Dulac aplicó diversas ideas formales vanguardistas para presentar al espectador la secreta frustración de una mujer, madura y todavía hermosa, exasperada por la mediocridad de su matrimonio. El resultado es una breve obra maestra, que anticipa la libertad expresiva con que Dulac se sumergió luego en el surrealismo.
Ambos films se exhibirán con acompañamiento de música en vivo, compuesta e interpretada por la National Film Chamber Orchestra, que coordina Fernando Kabusacki.
Nadar solo
Martín tiene diecisiete años. Con su familia cada vez se comunica menos. En el colegio lo están por echar. La pequeña banda en la que toca sigue estancada. Su amigo de siempre ya no está tan cerca como antes. El desaliento, la insatisfacción por el presente que no lo conforma y el futuro que se acerca cada vez más incierto.
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