Elia Kazan diagrama una narración en el cruce inquietante entre el claroscuro y la visión pesadillesca del expresionismo y el realismo callejero que la posguerra le adosó al cine negro, con profundidad de campo, filmación en locaciones y tendencia a tomas largas al borde del plano secuencia.
Muchos de los protagonistas del cine negro son héroes de guerra que regresan con alguna herida física, mental o emocional que condiciona su reinserción en la “normalidad social” de la posguerra. Aquí el soldado traumatizado es Robert Taylor, cuyo cerebro confundido no puede reconstruir si fue testigo de un crimen violento o si directamente lo cometió.
Bogart interpreta a un fiscal que procura desbaratar una organización nacional de asesinos a sueldo. Producida de manera independiente por Milton Sperling, la película es uno de los ejemplos más violentos de todo el ciclo noir y además sorprende por el vigor de su estructura narrativa.
La meticulosa planificación de un atraco a una joyería, por parte de una banda de delincuentes, le sirve a Huston para ofrecer un relato lleno de intensidad, amén de un realista e insuperable estudio de los personajes y sus motivaciones.
Hubo varios films sobre convictos durante este período, ya sea para denunciar la mala situación del sistema penitenciario o para extraer suspenso de la situación tópica de fuga y persecución. Asesinos en fuga se cuenta entre estos últimos casos y se destaca como uno de los más violentos y mejor realizados
Este excelente film noir, está centrado en un policía apegado a métodos brutales, que mata accidentalmente a un hombre y luego trata de encubrir el hecho, con el agravante de que se enamora de la ex mujer de la víctima.
Eric Stanton (Dana Andrews) se ve obligado a bajar del autobús en que viaja porque no tiene dinero para todo el trayecto. Es así como llega a un pueblo desconocido, donde empieza a frecuentar un local de comidas, cuya principal atracción es una hermosa camarera llamada Stella.
El tema es puro noir: veterano de guerra con amnesia trata de recuperar su pasado y se mete en una maraña que lo convierte en víctima simultánea del hampa y de la policía.
Un criminal huye, perseguido al mismo tiempo por la policía y por un gángster terrible. El encuentro fortuito con su doble exacto supone la posibilidad de cambiar de vida y ocultarse para siempre pero para ello son necesarias algunas medidas extremas.
El hombre que supo perder
Una película bisagra entre el cine de gángsters y el film noir, con escenas crudas de violencia física y algunos papeles secundarios antológicos, como el matón interpretado por William Bendix.
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