El drama de los mensúes en los yerbatales misioneros ya había sido tratado por Mario Soffici en Prisioneros de la tierra (1939) pero Del Carril lo abordó en términos más brutales y pragmáticos: no es el fatalismo de la tierra lo que oprime a sus personajes, sino la lisa y llana explotación del hombre por el hombre.
En La sentencia, el realizador se aproximó a la sensibilidad de los cineastas de la generación del ’60 con este film sobre jóvenes marginales, situados en las antípodas de esos otros que por entonces cantaban y bailaban en El Club del Clan, por ejemplo.
Dino se mueve entre dos mundos antagónicos: la fascinación por la música y las modas occidentales y la rigidez inmutable de la vida en Yugoslavia. El chico busca la libertad en la vida marginal de las calles, y un día tiene que esconder a Dolly Bell, una prostituta de la que se enamora.
La película se filmó en Nueva York en 57 días. Ellen Kuras –la fotógrafa del film– usó dos cámaras en mano rodando simultáneamente, y sin mayores marcas, permitiéndole a los actores absoluta fluidez.
Born Yesterday, EUA-1950, dir. George Cukor, c/Judy Holliday, William Holden, Broderick Crawford, Howard St. John. 103’.
Un tintorero que admira obsesivamente a una bella actriz se encuentra imprevistamente casado con ella, pero para conservarla deberá luchar contra su volátil temperamento, contra un pretendiente desairado, y hasta con una banda de contrabandistas.
Las parejas de los films recientes parecen demasiado jóvenes para imaginar el porvenir; pero no son capaces de imaginar su propio porvenir, puesto que, después de todo, ese porvenir esta siempre por delante de sus vidas; es el interés por el gusto que sienten por la aventura y el riesgo, por una vida sin nada seguro o asegurado.
Cuando Hildy Johnson, prestigiosa periodista del Morning Post, anuncia que deja su carrera profesional para casarse y convertirse en respetable ama de casa, Walter Burns, su ex marido y editor del diario, tratará por todos los medios de retenerla y recuperar su relación sentimental.
Annie (Kristen Wiig) es una treintañera soltera del Medio Oeste, con una vida sentimental más bien precaria, a la que Lilliam, su mejor amiga (Maya Rudolph), le pide que sea su dama de honor. Sin embargo, aunque nunca ha ejercido esa función, la pobre se esfuerza por dárselas de snob en la fiesta anterior a la boda.
Las películas de Frank Capra de los años 30 son uno de los más notables frescos que se hayan hecho sobre los Estados Unidos de los años de la Depresión y, tras su estructura de comedias, suelen ocultar un amargo trasfondo.
El negro que tenía el alma blanca
A primera vista, esta tercera adaptación cinematográfica de la novela del autor cubano-español Alberto Insúa es una obra atípica en la filmografía de Del Carril. Sin embargo, los motivos románticos, el sentido trágico, el desborde expresionista en una escena onírica y la narración fuerte y sintética son rasgos recurrentes de su estilo cinematográfico.
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