¿Cómo surgió el proyecto de la película? ¿Cuáles fueron las ideas que sirvieron de guía al momento de filmarla?
El viaje a caballo es una vieja idea de Tomi y cuando finalmente se decide a realizarlo nos pareció que había que filmarlo, que podría ser una película interesante. Filmar esa forma de viajar que abriría la posibilidad de conocer lugares de la Argentina profunda.
Había varias ideas acerca de cómo filmar, pero el viaje siempre se abrió paso sobre la película. Desde un principio estuvo presente la cuestión de por qué viaja el protagonista. Intentamos varias alternativas para que todo esto tuviera un sentido y que el guión se “justificara” de alguna manera: desde una supuesta herencia que lo dejaba afuera de la estancia de su niñez o la falta de éxito como cantautor. Pero ninguna de estas tramas logró entrar realmente en la película, siempre nos parecieron algo forzadas. Y finalmente se imponía el viaje porque sí: Tomi viaja porque así lo desea. Esto, que podría ser una “falla” en el guión, a nosotros es algo que nos motivó: el viaje sin porqué.
Intentamos poner énfasis en ciertas cuestiones que iban apareciendo en el viaje, por ejemplo el hecho de que uno de sus caballos es potro y toda la dificultad que eso podría implicar. Estaba también la posibilidad de intentar resaltar al potro como un conflicto narrativo, cómo Tomi lo iba domando, etc. Pero cuando volvimos a filmarlo el potro ya estaba prácticamente domado. Este asunto del potro simplemente sucede, está levemente planteado pero enseguida la vorágine por avanzar en el viaje se termina imponiendo. En otras palabras, nos comenzamos a cruzar con personajes que nos llamaron la atención, esos "hermosos perdedores" que anidan en rincones perdidos de nuestro país y los caballos así pasaron a un segundo plano. Entonces, podría decirse que estos personajes secundarios juegan un papel central.
También entendimos que por un lado estaba el viaje real, y por otro la película. No estuvimos siempre ahí para filmar el viaje de Tomi. En fin, aunque intentamos guionar de diferentes maneras o hacer que algunas cuestiones se repitan para darle un sentido, el viaje solo se encargó de encandilarnos con más y más personajes excéntricos.
Como diría la madre de un amigo: "Si lo querés hacer no te sale". Si nos hubieran dicho que nos íbamos a encontrar con Fernando en Santa Fe, quien aseguraba que esos tambos eran de "Kirchner y Tinelli", no lo hubiéramos creído. O quién pudiera siquiera imaginar que tantos años de sismos políticos en Argentina iban a provocar que Tomás, de Quilino, al norte de Córdoba, equipara una hermosa camioneta gris con unos parlantes y un micrófono y se dedicara a hacer denuncias andando por todo el pueblo. Imposible de imaginar. Y una vez que conocimos a estos personajes fue echar más leña al fuego: fue pedirle a Tomás, el de Quilino, que manejara 15 kilómetros hasta la salina para hacer una escena épica y pedirle que hablara, que siguiera con sus denuncias, que lo incluyera a Tomi...Y ahí, en esa enorme nada la denuncia se vuelve aún más delirante, de ahí lo de “políticamente lisérgico”, que a veces usamos para referirnos a la película...O el caso de “El Joven” Eligio Gómez, reconocido en el sur de Santiago del Estero como un cantor que va a todos lados en bicicleta, cantando de pueblo en pueblo. ¿Qué más se le podía pedir al camino que un Sancho Panza en bicicleta?
¿Cómo ven la relación entre documental y ficción que está tematizada en muchas de las películas recientes del cine argentino?
Probablemente esta película esté emparentada con algunos documentales argentinos que también ficcionalizan alrededor de personajes que parecen haber nacido listos para entrar en la película. Solo les hace falta echarles un poco de pimienta. Se nos viene a la cabeza Bonanza de Ulises Rosell, por ejemplo. O Amateur, de Néstor Frenkel. Quizás sea por esa cuestión herzoguiana: ya no importa la verdad a la hora de hacer documentales, solo importa lo que nos cautiva.
—No va llegar se proyecta en Malba Cine todos los domingos de marzo a las 18:00.