La gran mentira apuesta, desde su título, a desenmascarar el ilusionismo del cine a través de la historia de un galán con una carrera en baja que intenta inventar un truco para recuperar la popularidad.
Documental del fenómeno Sui Generis en su despedida en el Luna Park el 5 de septiembre del 75.
Se trata de una de las óperas primas más originales de toda la historia del cine argentino y tuvo el respaldo de Leopoldo Torre Nilsson, que ayudó a financiarla y la distribuyó.
Basada en la novela homónima de Manuel Puig, relata la vida y amoríos, a lo largo de varias décadas, de un grupo de personajes de un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires.
Una adolescente hija de actores ambulantes, se instala en la hacienda Las Amalias, donde vivirá en medio de un ambiente misterioso dominado por la hipocresía y la represión sexual. En tales circunstancias, acabará convirtiéndose simultáneamente en víctima y victimario.
Los inicios de la filmografía de Leonardo Favio están íntimamente ligados a Torre Nilsson, que primero lo destacó como actor y luego coprodujo (sin saberlo) su primer film, el cortometraje El amigo (1960).
Sobre la novela de Beatriz Guido, el realizador compuso lo que denominó un «friso social». Un joven aristócrata (Favio) asiste a la decadencia y caída de un caudillo político y familiar (García Buhr), mientras entabla amistad con su mano derecha (Murúa).
Las viudas de cuatro misioneros condenados por los indios a morir en la hoguera van a la selva del Amazonas a rendirles un homenaje.
Tiene todos los elementos de los cuentos clásicos de terror: las consecuencias de una conducta irracional (la del personaje de María Rosa Gallo) asumen en el film el rol que en el fantástico cumple lo sobrenatural, lo inexplicable.
Toda la acción transcurre en Punta del Este y se resume en dos personajes: Martín, un joven mortalmente enfermo, y Marcela, una hermosa muchacha dispuesta a acompañar los últimos días de Martín a cambio de una colección de vestidos y un viaje a Europa.
Los peces rojos
Una película española infrecuente, protagonizada por el mexicano Arturo de Córdova, que plantea una relación turbia entre imaginación y verdad, teatralidad y realismo, hasta el punto de hacer explícita la magia que el cine puede imprimir en un relato.
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