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Arturo Carrera en el ciclo Conversaciones

El miércoles 15 de noviembre tuvo lugar la última edición del ciclo Conversaciones organizado por Malba Literatura. A lo grande, el cierre estuvo a cargo del poeta Arturo Carrera que conversó durante más de una hora con Malena Rey.

La entrevista comenzó con una referencia a la obra reunida de Carrera, a cargo de Sergio Chefjec. Escribió en el prólogo: “¿Qué tipo de libros escribe Arturo? Lo latente es el ritmo y lo manifiesto, el misterio. La noción de poesía funciona como una regla flotante y a la medida de su propia palabra. Son discursos de la memoria, versiones de la experiencia y testimonios de la percepción”.

Arturo lo recordó así: “Cuando me dijeron de publicar la obra reunida se me ocurrió que él era la persona que podía comprender hacia dónde apuntaba mi obra. Una cosa más científica de la poesía. Por eso Picnolepsia es un estado mental que yo descubrí en un libro de Paul Virilio, el autor francés. Como, por ejemplo, la caída de Alicia por el agujero. Un episodio estupendo difícil y doloroso por momentos. En el libro encontré varios momentos en que había ocurrido Picnolepsia”. 

“Una vez en una invitación a un campo había una familia que tenía tres niños. Yo me ponía a escribir y los niños me atacaban y me tiraban yerba. Entonces la conclusión que sacaba era que Arturito no sabía escribir. Me hice carne de esos niños que fantaseaban y yo les contaba historias. Aproveché también para hablar de mis hijos, que tenían la cabeza llena de imágenes. Pero el poeta Alberto Girri una vez me pregunto: ¿hasta cuándo vas a seguir con los niños? En mi primer libro digo que los niños son los que confunden la belleza y la felicidad. Y creo que el campo es la belleza y la felicidad juntas”. 

“Fue gracias a María Moreno que publiqué Arturo y yo. Me dijo que valía la pena y que se lo llevara a Daniel Divinsky de De la flor. Se me ocurrió que podía transformar a todos mis tíos y primos en faunos, sátiros, parcas”.

“Con mi mujer, Chiquita, decidimos invitar gente a Pringles para tener algo que hacer. Hacíamos unas exposiciones y, de cada artista que nos visitaba, yo hacía un soneto. Ahora no sé dónde quedaron esos. Con Aira empezamos con Estación Pringles. Utopías realizables. Queríamos hacer un núcleo poético ahí en el sur. Yo había escrito ya algunos poemas de mi libro Las cuatro estaciones que me dieron lugar a salir a recorrer esas las estaciones para ver cómo eran. Y empezamos a trabajar ahí, con el premio Indio Rico por ejemplo. Que ya el nombre nos parecía que era un nombre de un buen premio”.

Sobre su libro Potlach: “Mi madre murió cuando yo nací y la sepultaron con su vestido de novia, que era costumbre. A mi me quedo muy fija esa idea del vestido de novia. Con mis amigos íbamos a los casamientos para ver a la novia en su vestido y después el padrino tiraba unas monedas al atrio, que nosotros robábamos. A partir de esta anécdota empezó el relato del libro”. 

“Cuando a mí me gustaba un libro y no lo podía entender, trataba de traducirlo. Lo que pasa es que no sabía ningún idioma. Empecé con el francés que era el que más conocía. Empujado por Alejandra Pizarnik que me presentó a Yves Bonnefoy. Empecé con una traducción que no era buena pero después van mejorando. Me gustó la idea de que traducir es la manera más intensa de leer. Entonces empecé a trabajar con esa idea”.

“Me gusta mucho lo que escribe Aira. Me parece que encontró una manera muy feliz de la literatura. Lo de Aira es un gesto extraordinario. Cuando nos conocimos, él me decía: ¿no leíste tal cosa? Y yo iba a buscarlo. Y al revés. Y después estaban nuestras salidas en bicicleta en los veranos, cuando nos reencontrábamos. Nos gustaba cambiarle los nombres a los lugares. Pasábamos por un puente con muchas libélulas y le poníamos nombre en francés: les paradis de libellule”.

“Me estimula mucho escribir con otros. Mi primer taller fue con Lamborghini. Yo me aprendía algo de memoria, por ejemplo de Julia Kristeva , y él odiaba que me aprendiera cosas de memoria. 
Escribimos juntos El palacio de los aplausos porque me dijo: cada día que no escribimos es un día más que le damos a López Rega”.

En los próximos días estará disponible la entrevista completa en el canal de Youtube del museo.

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