(…) “Hay una pareja protagónica y su perro. Él y ella suelen conversar, pero aun cuando algunas actividades remitan a la cotidianidad, los tópicos discutidos son temas filosóficos y políticos. La expresión discursiva es menos argumentativa que aforística, pero la película no se define ni por lo que dicen los personajes, ni por lo que sucede entre ellos. La poética de Godard es aquí amablemente cubista: los fragmentos que constituyen el filme producen un efecto estético general y un sentido indefinido de lo que está a la vista. En otros términos: los planos de la naturaleza, los materiales de archivo incluidos de otros filmes, los paseos del perro, las escenas de la vida conyugal y otros episodios ocasionales entran en consonancia en el marco de un sistema de referencias filosófico y político que habla del decepcionante siglo XX y del mundo de la naturaleza que está más allá de la Historia. La tensión entre el orden de la naturaleza y el mundo de los hombres es programática. La libre asociación de imágenes es interrumpida en dos momentos por una inscripción que dice Naturaleza y otra que dice Metáfora. (…) Prodigio de montaje visual y sonoro, Adiós al lenguaje es el inventario de todo lo bueno (aunque sin por eso eludir las miserias de un siglo) visto a lo largo de una época por un cineasta que supo siempre que el cine podía ser un suplemento imaginario del lenguaje. He aquí la prueba de su clarividencia, despreciada solamente por los que se refugian en la realidad y no apuestan a la imaginación”. Texto de Roger Koza.
Adiós al lenguaje (Adieu au langage, Francia / Suiza, 2014) de Jean-Luc Godard, c/Héloïse Godet, Kamel Abdelli, Richard Chevallier, Zoé Bruneau. 70’.