Una exposición dedicada a la producción reciente del artista argentino Alfredo Prior (Buenos Aires, 1952), con una selección de 21 obras donde se destaca la materialidad de la pintura. Volcado a la abstracción, en esta muestra Prior trabaja sobre el color y sus diferentes formas de disolución, logrando superficies marmoladas, a veces opacas, a veces brillantes.
"Prior, el pintor narrativo, el artista conceptual, el autodefinido neomanierista, reluce ahora más abstracto que nunca. La obra morigera su pasión por las referencias y su tendencia irónica ( ) Se desfonda. Pierde adrede las pistas que ayudaron a construir su gravitación. Y en este gesto que la aliviana, crece", analiza la crítica Eva Grinstein en el ensayo del catálogo que acompaña la exposición.
Varios estilos confluyen en el conjunto de la obra de Prior, generando las sorprendentes señas de identidad de un artista que no se deja reducir. Prior les roba a conciencia a sus artistas amados, pero también llega a ellos de manera espontánea, descubriendo en una mirada posterior esas analogías y aproximaciones que le divierten sobremanera. Como sea, festeja siempre los paralelismos con otros y las paradojas que desacomodan una hipotética uniformidad estilística dentro de su pintura.
Para titular la exposición, Alfredo Prior decidió apropiarse de un verso de Andrew Marvell, poeta y político inglés (1621-1678), hoy reconocido entre los poetas metafísicos ingleses del siglo XVII, junto a John Donne y George Herbert. Un verde pensar bajo una sombra verde es la línea que cierra una estrofa intermedia del poema El jardín (The garden) y plantea una tensión entre el mundo natural, representado por la figura idílica del jardín, y el mundo espiritual, sesgo del hombre que lo recorre atribulado por sus pasiones y devaneos. "Con Marvell, Prior ensalza su pacto con la cosa mental, médula de su hacer. Y lo hace incluso aquí, en estas pinturas sin personajes y sin anécdota, estos océanos libres de la representación en los que disfruta hundido. Prior abstracto, neomanierista, informalista y conceptual. En estas pinturas sin distracciones y sin desvíos, todo lo que es color es también pensamiento", concluye Eva Grinstein.
(Bs. As, 1952) Miembro destacado de la llamada generación del 80, fue protagonista de una efervescente acción artística en la Argentina de esa década. Con un maravilloso trabajo de texturas superpuestas, logradas con acrílicos, esmaltes y efectos abrillantados, nacen paisajes y mundos, a veces con la inclusión de figuras misteriosas con toques fantásticos. Durante los`90 conquistó un lugar privilegiado entre los artistas más jóvenes. En 1985 representó a la Argentina en la Bienal de San Pablo. Su obra se encuentra en numerosos museos y colecciones privadas tanto nacionales como internacionales.