Tarsila do Amaral. La negra, 1923.
Tarsila do Amaral pintó en París en 1923 el óleo A negra, retrato de una mujer afrobrasileña representada con exagerados rasgos raciales contra un fondo geométrico colorido propio del vocabulario de las vanguardias modernas. Según la artista, el trabajo recomponía sus recuerdos de los descendientes de esclavos que vio de niña en el campo de su familia, en las afueras de San Pablo. Do Amaral, como otras figuras latinoamericanas, llegó a la capital francesa durante los años de apogeo del “art nègre” que preludiaron la misión Dakar-Djibouti en la cual un grupo de antropólogos franceses viajaron a Africa y que comprendió la adquisición de piezas tribales para el Museo de Trocadero.
En el período previo, artistas como Pablo Picasso, Fernand Léger y acólitos de André Breton y Georges Bataille crearon las bases para diseminar un gusto primitivista que desencadenó una suerte de “etnografía surrealista”. No es casual que Léger fue maestro de Tarsila así como de Amelia Peláez, quien en cambio arribó a la metrópolis en 1927 junto a la etnógrafa Lydia Cabrera.
En 1928, ya de regreso en Brasil, Tarsila destiló su experiencia parisina y la volcó en la cultura vernácula local. Realizó la emblemática Abaporu, donde materializó una potente mirada sobre lo indígena como sinónimo de una identidad nacional. El título tupí-guaraní, que significa “el que come”, inspiró al Movimiento Antropofágico brasileño que armaría el modelo de una identidad propia como una forma crítica de asimilar el legado cultural colonizador.
Una mirada etnográfica subalterna sobre lo propio también inspiró al uruguayo Pedro Figari, quien formó parte del cenáculo de la revista Martin Fierro. Figari pintó en París vibrantes escenas del candombe, contradiciendo el mito de la ausencia de una cultura afrodescendiente rioplatense mientras construía la idea de una tradición singular en la región.
–––––
“Abaporu y la cultura negra” es uno de los núcleos de la exposición Latinoamérica al sur del sur, un nuevo relato de la Colección Malba que espera la reapertura del museo para su inauguración. Gabriela Rangel es directora artística de Malba.
Colección permanente
Latinoamérica al sur del Sur
Una rearticulación de la narrativa de la colección a partir de temas clave de la historia del arte latinoamericano del siglo XX, que se vinculan con preocupaciones del presente como la preservación del medio ambiente, la participación de las mujeres, los derechos de las minorías étnicas y sexuales y la apropiación del legado cultural en la construcción de la memoria de una nación.
+ info