Aunque la palabra “réquiem” tenga una connotación de muerte (en la liturgia romana es la misa de difuntos, un ruego por las almas de los muertos, reproducido justo antes del entierro o en las ceremonias de conmemoración), para Carlos Motta este réquiem busca problematizar las relaciones de los creyentes con sus prácticas sexuales y con su fe. Este acercamiento desde la mirada de un no creyente interpreta la luz eterna que la teología ve en la otra vida —tanto la teología cristiana como anglicana u ortodoxa— como muerte eterna y, de este modo, intenta abrir una posibilidad de clarificar cuestiones relativas a los creyentes con sexualidades disidentes, que se preguntan por qué han tenido y tienen que vivir su fe en tinieblas, en la sombra, a la espera de esa luz.
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Adentrarse en Réquiem es adentrarse también en el mundo de las catacumbas, en aquellos lugares en donde los primeros cristianos podían resguardarse al ser perseguidos a causa de su fe, sus creencias y sus ritos. Algo de esto sugiere el ingreso a estos pasillos estrechos, rojizos, donde la arquitectura permite entender que allí convive hoy una comunidad también perseguida y maltratada doblemente: por no adecuarse a la norma sexual y por querer, desde esa inadecuación, vivir su fe cristiana. En este sentido, Réquiem en su totalidad, a través de sus tres canales de proyección, explora la narrativa de liberación y transcendencia asignada a la muerte y la resurrección de Cristo a partir de una relectura indecente.
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Del mismo modo que, en otros de sus proyectos, Motta investiga procesos históricos, sociales y políticos, en este caso explora el aspecto de la construcción de la religión, en la que ya había incursionado con su instalación DEUS POBRE: Modern Sermons of Communal Lament (2011), que filmó y presentó en la ciudad de Porto para el Museo Fundaçao Serralves, apoyándose en extractos de la Teología de la Liberación. En esta ocasión, la ficción de Motta implica dar cabida a una pluralidad dentro de la Iglesia para que el poder dominante que la ha constituido no suprima diferencias a partir de una única forma de entender la doctrina y de experimentar la vida cristiana. La poética y sutileza de este video propone un sacrificio, en el que todxs aquellos que fueron perseguidos, violentados, expulsados y muertos por sus formas de vida y sexualidad pueden ser redimidos. La acción de Motta se propone como exhortación hacia una nueva forma de habitar en la fe y en la diversidad sexual, en el contexto de una Argentina que el artista piensa como referente para entender la disidencia sexual, económica, política y social. Réquiem implora, en fin, por la justicia social que tanto importa también a [la teóloga argentina Marcella] Althaus-Reid, y a la que todos deseamos contribuir.
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Fragmento del texto "Muerte eterna", publicado junto a la muestra Carlos Motta. Réquiem, del 14 de octubre de 2016 al 10 de febrero de 2017 en Malba.