En esta actividad recorreremos la exhibición El futuro no es un sueño, de la artista china Cao Fei para adentrarnos en sus ciudades virtuales. RMB City es su primer proyecto urbano digital: un enorme conglomerado urbano que construyó durante dos años en Second Life, un mundo virtual que tuvo gran popularidad antes de la llegada de Metaverso o Minecraft. RMB City parece un parque temático, y mezcla elementos tradicionales de la cultura china, monumentos de Pekín y Cantón y también referencias al arte y la cultura digital.
Con RMB City, Cao Fei (a través de su avatar China Tracy) se propuso construir una manera diferente de conectarse con otras personas del mundo y hasta promover eventos artísticos. Siempre interesada en la transformación de las ciudades y los vínculos, 15 años más tarde creó Duotopia en el metaverso chino, que parece estar alejada de los problemas terrenales, suspendida en el tiempo y en el espacio.
Mientras recorremos las videoinstalaciones, nos preguntaremos: ¿Cómo sería nuestra ciudad ideal? ¿Qué edificios, colores, árboles o espacios tendría? ¿Quiénes la crearían? ¿Quién viviría allí? Así como Cao Fei alterna entre entornos digitales y soportes materiales, esta actividad finaliza en un espacio de taller donde haremos dioramas para escenificar cómo nos imaginamos otros lugares para vivir.
Dirigida a niñas y niños de 5 a 10 años acompañados por una persona adulta. Duración: 75 minutos
Cupos limitados. Únicamente con inscripción previa.
La inscripción incluye entrada gratuita al museo para el menor y una persona adulta.
A través de diferentes recorridos, actividades y talleres, proponemos un laboratorio de realidades en el que jugaremos con los límites y mezclas entre lo digital y lo analógico, nos transportaremos a mundos ficticios, diseñaremos avatares retro-futuristas y conjuros alquímicos.
29/11/24— 17/02/25
Cao Fei
El futuro no es un sueño
A partir de una variada investigación que experimenta con diferentes medios y soportes, Cao Fei se interesa por el modo en que los rápidos cambios sociales y tecnológicos del siglo XXI se reflejan en nuestras subjetividades
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