Tu primera novela, La casa de los conejos, se publicó en el año 2007. Ya eras profesora de Literatura del Siglo de Oro en la Universidad. ¿Qué fue lo que te llevó a escribir ficción, a pasar de ser una docente/lectora a una escritora?
Escribía desde hacía mucho tiempo, pero sin mostrar a nadie lo que me parecían siempre borradores inconclusos. Tenía la certeza de que, si quería construir algo literariamente, tenía que empezar por la historia de la casa de los conejos. Ahora bien, durante años, a pesar de saber que esa historia era la que tenía que escribir primero, no tuve las fuerzas suficientes para afrontarla, ni para volver a la casa en la que había transcurrido todo aquello. Era sin embargo algo que sabía necesario: el retorno, físico, a ese lugar. Fue en 2003 cuando encontré la fuerza para hacerlo. Diferí durante mucho tiempo ese primer paso en el que sin embargo no paraba de pensar.
Tu historia personal y los recuerdos de tu infancia en Buenos Aires y París alimentan tu literatura. ¿Qué rol tiene la memoria en tus ficciones? ¿Cuánto hay de investigación o documentación en la producción de tus libros?
Es verdad que la memoria desempeña un papel fundamental en mi escritura. Puede tratarse de mi memoria personal como de la memoria de otros, como en el caso en Los pasajeros del Anna C.
En cuanto a la investigación, depende de los libros. Para escribir La casa de los conejos no quise investigar, al contrario: quería centrarme en el retorno a la casa, en la experiencia (interior, emotiva, física) del retorno y en las imágenes que despertaba en mí.
En otros de mis libros, hice algo de investigación (pienso en Jardín blanco). Pero de manera general, lo que me interesa es la memoria personal, individual y subjetiva: la vivencia, las dudas que deja a posteriori, los blancos de la memoria, las aproximaciones.
El relato que enviaste a Malba para el libro Me lo llevaré a la sepultura cuenta una conversación con un colega en torno a La Dorotea, de Lope de Vega. ¿Qué lecturas del Siglo de Oro considerás valiosas para pensar la literatura que se produce en la actualidad?
Por supuesto, nombraría al Quijote –no se agota la modernidad del Quijote, no creo que pueda agotarse. Pero hay otro libro que para mí ocupa un lugar especial: se trata del Lazarillo de Tormes, el anónimo de mediados del XVI. La ambigüedad que lo atraviesa, la manera que tiene de jugar con las elipsis como la economía de recursos, la genial concisión, hacen que sea un modelo literario absoluto. Es un libro inagotable por su ambigüedad, profundamente enigmático.
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El miércoles 25 de abril a las 19:00, Laura Alcoba, autora de La casa de los conejos, Los pasajeros del Anna C. y El azul de las abejas, galardonada en Francia con el premio Marcel Pagnol 2017, dialogará con Sonia Budassi sobre sus libros y el modo en el que trabaja su experiencia personal vinculada a la historia reciente de la Argentina.
Entrevista
Laura Alcoba,
en diálogo con Sonia Budassi
La autora de La casa de los conejos, Los pasajeros del Anna C. y El azul de las abejas, galardonada en Francia con el premio Marcel Pagnol 2017, dialogará sobre sus libros y el modo en el que trabaja su experiencia personal vinculada a la historia reciente de la Argentina.
Miércoles 25 de abril a las 19:00. Biblioteca