En su adolescencia, Stella leyó por primera vez Moby Dick (1850/1851), de Herman Melville, y en 1956 vio la película homónima de John Huston con Gregory Peck. Fascinado por la novela del escritor neoyorkino, Stella dedicó más de una década a la creación de una serie de trabajos basados en este clásico literario: una o dos obras por cada uno de los 135 capítulos que contiene el texto. La serie completa se compone de 266 piezas: obras de metal en relieve, esculturas, pinturas, grabados y murales.
Edward Shaw señala en uno de sus textos escritos para el catálogo: “Tanto Melville como Stella, ambos seres de características singulares, poseían la cuota de imaginación y la grandeza de espíritu necesarias para embarcarse en tamaño periplo. Aunque Moby Dick es una presencia fugaz, casi intangible, en el libro, y un ente indescifrable en el imaginario de Stella, se introduce en la mente de los dos creadores como un amor desbordante que no permite tregua ni respiro. (...) La obsesión de Melville fue por la criatura misma y por todo lo que representaba; la de Stella, por el hechizo que el atormentado biógrafo había inventado con sus alucinantes imágenes escritas. (...) Bajo el encantamiento de Melville, Stella siguió su propia cruzada, para volver a crear su propio Moby Dick en tres palpables dimensiones, más todas aquellas que diseñaba la mente con sus insospechables poderes de imaginación.”
La serie, que explora los modos en los cuales la abstracción y lo figurativo co-existen con lo material y lo simbólico, se exhibió en diferentes museos e instituciones de Estados Unidos, Europa y Asia. La selección realizada para presentar en Malba está integrada por obras sobre papel de gran formato, que combinan diferentes técnicas de grabado (litografía, aguafuerte, aguatinta, xilografía y punta seca entre otras), relieves hechos con papel, incorporación de colores a mano, variaciones de impresiones en serigrafías y collages.
Por su parte, Robert K. Wallace, autor del catálogo Frank Stella’s Moby Dick: Words & Shapes (The University of Michigan Press, Michigan, 2000), escribe que “así como Melville era un escritor ‘representacional’ que se volvió especialmente abstracto cuando se enfrentó al desafío de convertir a una ballena en palabras, Stella era un artista abstracto que se volvió cada vez más figurativo cuando se encontró frente a la idea de pintar ballenas”.
El vínculo entre Frank Stella y Malba es anterior a esta exposición. En 1997, el artista participó del concurso convocado por la Unión Internacional de Arquitectos para el diseño del edificio del museo, en el marco de la Bienal de Arquitectura BA ‘97. Entre los cuatrocientos treinta proyectos seleccionados, procedentes de cuarenta y cinco países, la propuesta de Stella obtuvo una mención honorífica. El jurado estuvo integrado por los arquitectos Sara Topelson (México), presidenta de la Unión Internacional de Arquitectos; Mario Botta (Suiza); Kenneth Frampton (Estados Unidos); Sir Norman Foster (Reino Unido); Joseph Kleihues (Alemania); Enric Miralles (España); Terence Riley (Estados Unidos); César Pelli (Argentina-Estados Unidos); Alejandro Dujovne (Argentina) y José Ignacio Miguens (Argentina).
Aunque no forma parte de Moby Dick, según indica el especialista Wallace, el proyecto arquitectónico para Malba fue titulado Mocha Dick, en honor a la ballena que inspiró la novela de Melville, y podría considerarse como su culminación. Es en 1997 cuando Stella concluye la serie y, al mismo tiempo elabora su propuesta arquitectónica para el museo, incluyendo alusiones a la forma de la ballena blanca y combinando edificio, parque, agua y escultura. De hecho, cuando Stella termina de trabajar en la serie, “piensa en un modo de “unir” sus creaciones de Moby Dick a través de la arquitectura. Allí es que elabora el proyecto para Malba – Colección Costantini, que remite a la forma de una ballena, una forma blanca en forma de espiral en la cima de una ola que rompe.” El propio Stella se lo comenta a Wallace: “Supongo que allí están el agua, la ola y la ballena juntas. Como si todo siguiera andando. (...)”.