La familiaridad con la interfaz, que intentamos hacer cada vez más sutil hasta volverla invisible, tiende a hacernos olvidar que todo diálogo con la tecnología sucede en un territorio híbrido en el que nuestros instrumentos influyen en nuestro comportamiento tanto como nosotros influimos en ellos.
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Mentes paralelas
La familiaridad con la interfaz, que intentamos hacer cada vez más sutil hasta volverla invisible, tiende a hacernos olvidar que todo diálogo con la tecnología sucede en un territorio híbrido en el que nuestros instrumentos influyen en nuestro comportamiento tanto como nosotros influimos en ellos.
Por Laura Tripaldi