El género a mediados de los 80 comenzó a renovarse y fue agregando humor y parodia. Si el dramaturgo Pirandello había adoptado el término grotesco para hacerlo suyo y entregarle a sus obras esa mezcla de comicidad y tragedia, podríamos decir algo similar de Sam Raimi.
Si en la saga de Alien, las primeras tres mantenían la seriedad correspondiente para determinarlas como películas de una ciencia ficción “seria”, la cuarta, con el estilo de Jeunet, le agrega exceso, humor y parodia que contribuyen al efecto kitsch.
El Museo de Historia Natural de Chicago es el escenario de esta olvidada película de terror de los 90, una pequeña joya perdida dentro de la avalancha inflacionaria del género que llegó después de Scream, en 1996.
El universo paralelo al que llegan nuestros héroes es casi un émulo del Egipto circa la construcción de las pirámides y, en efecto, los recibe una pirámide idéntica a las de Giza. Allí vive un pueblo primitivo que terminará fascinado por las armas de estos muchachos, con las que harán la revolución.
En la tercera entrega de la saga Evil Dead, Sam Raimi vuelve a usar al Necronomicon ex Mortis creado por H.P. Lovecraft para enviar a su protagonista Ashley “Ash” Williams a la Inglaterra del siglo XIV. Allí, el Ejército de las Tinieblas despierta por culpa de Ash.
Noche alucinante es una obra maestra, no solo del género de terror sino también de la historia del cine. Visualmente es única en su especie, cuenta con técnicas cinematográficas jamás vistas con anterioridad y fue una de las primeras películas en introducir el surrealismo gore.
En esta secuela dirigida por James Cameron, Ellen Ripley es rescatada por la corporación Weyland-Yutani luego del incidente Nostromo, ocurrido casi sesenta años antes.
The Resonator es una máquina que tiene el poder de expandir la glándula pineal de la mente con el propósito de conocer nuevas dimensiones de sensorialidad. Claro que el experimento pronto se descontrola y fuerzas desconocidas comienzan a afectar a todos lo que prueban su accionar.
El doctor Herbert West (interpretado por Jeffrey Combs) es capaz de revivir a los muertos gracias a un suero muy particular, con resultados nefastos y terroríficos.
Segundo largometraje de Mann y el más atípico -lejos- de su filmografía. Tiene un demonio rarísimo, nazis y música de Tangerine Dream. Nunca fue tomado demasiado en serio, ni siquiera por el propio director, entre otras cosas porque su corte original fue mucho más extenso y nunca estuvo de acuerdo con el definitivo.
El lujo siempre motiva los crímenes más inverosímiles. En Suspiria, el lujo está presente en la potencia de los decorados que eligió Argento y también en la espectacularidad de los homicidios.
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La cabaña del terror
La típica película de terror: cinco universitarios en una cabaña en medio del bosque. Están los personajes estereotipados, las señales que desoyen, el sótano al que no habría que haber bajado y hasta la frase maldita, en latín, encontrada en un diario siniestro, que hubiera convenido no leer en voz alta.
03.05.2017