Romy Schneider primero fue Sissi emperatriz, una muñeca de cine histórico. Después saltó a trabajar con Orson Welles (mostrándole su mano palmeada como la de un pato al señor K, que hacía Anthony Perkins), con Claude Chabrol, con Andrzej Zulawski, con Bertrand Tavernier. Y sobre todo con Claude Sautet, en Las cosas de la vida, César y Rosalía y esta historia simple. Fue quien más captó tanto su gran belleza como su forma de estar en el mundo, compleja y disfrutada, que aquí le sirve para ser el centro de un grupo de mujeres. Texto de Elvio E. Gandolfo.
Una historia simple (Une histoire simple, Francia-1978) de Claude Sautet, c/Romy Schneider, Bruno Cremer, Claude Brasseur, Arlette Bonnard. 115’.