Una de las ventajas de ubicar una comedia de enredos en la costa de Florida es que se puede tener a Tony Curtis vestido no sólo de mujer (junto a su compañero/a Jack Lemmon, en los zapatos -con taco- de dos chicos que se unen a una orquesta de señoritas) sino también de millonario capitán de un bote y dueño de Shell Oil (por un juego de palabras, de los tantos que llenan esta fiesta del doble sentido, que surge como una chispa cuando el personaje encuentra un balde con caracoles en la arena). Eso y a Marilyn en malla, bañándose en el mar con las amigas o jugando a la pelota, veraniega, vestida con transparencias además de tocando el ukelele, enamoradiza, melancólica, suavizada por el blanco y negro, ingenua como siempre, ilusionada con una ilusión tan profunda como los escotes que luce en la espalda.
Una Eva y dos Adanes (Some Like It Hot, EUA-1959) de Billy Wilder, c/ Marilyn Monroe, Tony Curtis, Jack Lemmon, George Raft, Pat O’Brien, Joe E. Brown. 120’.