La cámara registra la vida cotidiana de varios niños dedicados a la venta ambulante en las calles de Río de Janeiro. Tuvo una difusión muy escasa en su momento, pero algunos años después fue revalorizada (por Glauber Rocha, entre otros) como la única propuesta que anticipó la renovación del Cinema Novo.
Texto de Gustavo Castagna para el ciclo Ciudades
El documental / ficción de Pereira Dos Santos representa aquello que el Cinema Novo tomaría como bandera de combate estético e ideológico. Río, 40 grados lo hizo antes al recorrer una ciudad durante un día, desde mínimos hechos cotidianos, explorando con la cámara en esas favelas lejos del technicolor, describiendo personajes y situaciones sin adornos ni artilugios. Sí, el referente es neorrealista pero la película es auténticamente brasileña: sus miserias y certezas, sus bailes y canciones, sus diferencias sociales, su calor (interior y exterior).
Río Cuarenta Grados (Rio, quarenta graus, Brasil, 1955), de Nelson Pereira Dos Santos, c/Modesto de Souza, Roberto Batalin, Jece Valadao, Ana Beatriz. 97’.