El excéntrico escritor David Norliss ha encontrado material para su nueva novela. Antes de escribir nada documenta sus hallazgos en varios cassettes y luego desaparece misteriosamente. Una parte de su horrorosa historia es revelada por Sanford, su manager y una suerte de espectador pasivo, cuando se pone a escuchar las cintas.
El director Dan Curtis es, sin lugar a dudas, un maestro del terror. Películas como Sombras en la oscuridad (House of Dark Shadows, 1970), The Night Strangler (1973), Trilogía del terror (Trilogy of Terror, 1975) y Pesadilla diabólica (Burnt Offerings, 1976) tienen su lugar en la historia del género. La carrera de Curtis siempre estuvo más ligada a la televisión que al cine: ha trabajado para todas las grandes cadenas mediáticas norteamericanas. Las cintas de Norliss es su segunda película como director y se propuso como el piloto de una serie que no prosperó.
Cerca de Lovecraft, la historia es contada en flashback y primera persona por Norliss a través de su voz en off. Los acontecimientos ya han ocurrido pero su relato transmite incertidumbre y ansiedad sobre los hechos, como si hubiera varias voces que conviven y crean la narración. Existe una simbiosis entre espectador y protagonista, que observa e interactúa. Norliss es, además, un personaje lovecraftiano: es un escritor convertido en detective en busca de un ser de otra dimensión. Durante su indagación, Norliss traspasa los límites de la realidad y comprende que existe algo más allá de la lógica humana, algo que hará peligrar su cordura y por supuesto su vida. Ese “algo” es un muerto vivo o vampiro que acecha a sus seres queridos y que responde a un demonio conocido como Sargoth, una entidad supernatural, semejante a un dios. Un espécimen arcaico que espera en las sombras su vuelta a la Tierra. No es casual que Las cintas de Norliss siga la línea de relatos como La llamada de Cthulhu (The Call of Cthulhu, 1928) y El horror de Dunwich (The Dunwich Horror, 1929). Texto de Manuel Pose.
Las cintas de Norliss (The Norliss Tapes, EUA, 1973) de Dan Curtis, c/Roy Thinnes, Don Porter, Angie Dickinson, Claude Akins, Michele Carey, Vonetta McGee. 72’.