La idea argumental es genial, en parte por su sencillez y en parte por sus connotaciones políticas, seguramente involuntarias. Un grupo de desquiciados, liderados por una carcelera sádica y un juez esclerótico, establece un sistema represivo privado, con su propia prisión, sistema de castigos y hasta ejecuciones, por entender que el gobierno no es todo lo enérgico que debería con sus ciudadanos. Es, con ventaja, la mejor película del británico Pete Walker, que en los 70 se especializó en el cine de horror aunque nunca (salvo aquí) demostró la imaginación visual de sus contemporáneos italianos.
La casa de Whipcord (The House of Whipcord, Gran Bretaña-1974) de Pete Walker, c/Barbara Markham, Patrick Barr, Ray Brooks, Ann Michelle, Sheila Keith. 102’.