Este fue uno de los proyectos más personales del realizador Mario Soffici, que desde el principio de su carrera había aprendido a lidiar con la industria para lograr un equilibrio entre los deseos propios y los ajenos. El historiador Abel Posadas fue el primero en advertir que la única recurrencia en su extensa obra es una suerte de crisis de identidad, una tensión entre la apariencia y la realidad en la personalidad de sus protagonistas. En dos de sus films fundamentales (Prisioneros de la tierra, Tres hombres del río) Soffici había utilizado fuertemente la naturaleza y el paisaje para llegar a ese interior conflictuado de sus personajes. En La cabalgata del circo utilizó el procedimiento inverso y complementario de llegar hasta ellos superponiendo vertiginosamente diversas formas de la representación, una verdadera cabalgata que va desde el circo criollo hasta el cine pasando por todas las formas posibles del entretenimiento popular (incluyendo los juguetes, en la hermosa secuencia de títulos). En el centro de ese vértigo están los protagonistas (Lamarque, Del Carril), que en la trama del film son hermanos pero en todas las ficciones que interpretan son pareja. Hay aliento épico en la historia, casi obligatoriamente, porque abarca dos familias, varias generaciones y algunas peripecias pioneras. Pero desde el comienzo queda bastante claro que la imagen recurrente de las carretas, que avanzan con dificultad en medio de inmenso paisaje, tiene una intención más poética que realista. Y también que el vínculo entre los personajes de Lamarque y Del Carril, reforzado por el talento y por el amor al espectáculo, es el único que verdaderamente importa en el film. De hecho, es el único que sobrevive hasta el final, que es rarísimo y reflexivo: luego de un rápido zapping por los hitos del cine argentino (incluyendo muchos títulos del período mudo, casi todos los cuales hoy ya no existen), la última secuencia encuentra a los protagonistas asistiendo al rodaje y al estreno de La cabalgata del circo, convencidos ya de que ese es el espectáculo definitivo, el “teatro que no es teatro” con el que sueñan desde el comienzo.
LA CABALGATA DEL CIRCO (Argentina-1945) de Mario Soffici, c/ Libertad Lamarque, Hugo del Carril, José Olarra, Orestes Caviglia, Juan José Míguez, Ilde Pirovano, Eva Duarte, Armando Bó. 85’.