No hay dos personas que estén de acuerdo sobre este film, empezando por el propio director y por el autor Ray Bradbury. Ambos quedaron desconformes con el resultado pero por razones completamente diferentes: a Truffaut le molestó no manejar adecuadamente el inglés y la perspectiva del actor Oskar Werner sobre su personaje; a Bradbury le molestaron las libertades que Truffaut se tomó en la adaptación y ciertas decisiones de puesta en escena que le parecieron confusas, como hacer que Julie Christie interpretara dos papeles ideológicamente opuestos.
Hay críticos que lo encuentran declamatorio y muy inferior al libro, mientras otros celebran que Truffaut haya vuelto más compleja su trama y relativizado sus esquematismos con gran imaginación formal. También hay un alto número de desorientados que prefieren no arriesgar comparaciones y jugar sobre seguro, celebrando la fotografía de Nicholas Roeg y la música de Bernard Herrmann. En cualquier caso, es evidente que un film sobre el que no existe ningún acuerdo merece volver a verse. Sobre todo en una época en que la profecía de Bradbury se ha vuelto cierta, sin necesidad de que los libros se quemen.
Fahrenheit 451 (Gran Bretaña-1966) de François Truffaut, c/Oskar Werner, Julie Christie, Cyril Cusack, Antón Driffing, Jeremy Spenser. 112’.