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Exposiciones

Roman Ondák (Žilina, Eslovaquia, 1966) vive y trabaja en Bratislava. Su obra, que puede adoptar la forma de instalación, fotografía, dibujo o arte performático, explora situaciones específicas en las que suelen participar personas con quienes tiene alguna relación. Les pide que sigan instrucciones que él imparte, y al mismo tiempo incluye sus propias creaciones, lo que resulta en una investigación controlada de la imaginación colectiva y en una obra de arte en la que participan muchos. Ondák deconstruye estructuras, jerarquías, emplazamientos o rituales, y pide que los espectadores sean parte activa de las obras y se transformen en objetos de arte y, a la vez, protagonistas de la performance. Esta participación del público influye sobre la perspectiva crítica del artista respecto de conceptos como la autoría, la representación y la identidad.

Ondák ha realizado exposiciones individuales en importantes centros de arte como el MoMA, Nueva York; la Tate Modern, Londres; el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; el Modern Art Oxford; el Deutsche Guggenheim, Berlín; K21, Dusseldorf; el Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris y la Kunsthaus Zürich. Ha participado en exposiciones colectivas en el Museum of Contemporary Art, Chicago; Centre George Pompidou, París; Stedelijk Museum, Ámsterdam; Hamburger Bahnhof - Museum für Gegenwartkunst, Berlín; Fundación Jumex, Ciudad de México; dOCUMENTA (13) (2012), Kassel, y las bienales de Gwangju (2014), Venecia (2011, 2009, 2003), Berlín (2010), Shanghai (2008) y San Pablo (2006).

Mecanismo de relojería (Clockwork), 2014

En un espacio de exhibición, un performer se acerca a un visitante al azar y le pregunta: “¿Qué hora es?”. Cuando mira su reloj, celular, etc., y le dice la hora, el performer le pregunta: “¿Y cómo te llamás?”. Luego escribe en la pared la hora en números arábigos y el nombre al lado, en una única línea breve. El próximo visitante y “su” hora (ej.: un minuto más tarde) y nombre se anotan debajo de los primeros, y así sucesivamente. Cuando la columna se acaba, casi a ras del suelo, la siguiente continúa desde arriba, justo al lado de la anterior. Las columnas van creciendo, en el sentido de las agujas del reloj, por toda la sala. Al terminar el día, cuando el registro finaliza, la columna se interrumpe aunque no haya alcanzado el suelo, y al día siguiente el proceso recomienza desde arriba. En toda la sala, la línea de la altura máxima se marca con un hilo rojo tensado por dos pesos que están sujetos a cada uno de sus extremos.