Financiada por un grupo religioso bajo el título Tell Your Children, el destino de culto de Reefer Madness empezó a gestarse en la turbia mente de Dwain Esper. El director de Marihuana la re-montó, agregó unos cuantos inserts deshonestos, le puso un título con gancho y voilá: “Una obra de moral mojigata, filmada sin el menor lujo, que hace equilibrio entre escenas de bailoteo enloquecido, deliciosamente gratuitas, y apartes didácticos de figuras de autoridad” (J. Hoberman). Una pareja de castos hermanos se topa con otra de traficantes, y aun con otra de porristas perdidos, y el mero contacto entre ellos desata una avalancha de locura, violación, crimen y suicidio. Comedia involuntaria servida en bandeja, en una de las primeras “películas de medianoche” que levantaban humareda y carcajadas en los ‘70.
Reefer Madness (EUA, 1936) de Louis Gasnier, c/Dave O'Brien, Dorothy Short, Warren McCollum, Lillian Miles, Carleton Young, Thelma White. 67’.