El problema de la tierra en las islas de Arán es que hay muy poca, por lo que es limitado lo que sus habitantes pueden sembrar en ella, realizando esfuerzos casi sobrehumanos. Como antes en su clásico Nanook el esquimal, Flaherty expone nuevamente su interés poético por la tensión entre el hombre y la naturaleza, que es especialmente hostil en Arán. En 1934 el hombre de Arán contaba con algunos adelantos modernos para enfrentarla, pero Flaherty prefirió hacer lo que podría considerarse un “documental retrospectivo”, recreando prácticas y situaciones que ya pertenecían al folklore local. El resultado, pese o gracias a esa forma suya de permutar la realidad por la evocación, es una de las grandes obras maestras de la Historia del Cine.
El hombre de Arán (Man of Aran, Reino Unido, 1934) de Robert J. Flaherty, c/Colman "Tiger" King, Maggie Dirrane, Michael Dirrane, Pat Mullin, Patch "Red Beard" Ruadh. 76'.