No es precisamente una iglesia: en Club ChUrch, el boliche más libertino de Ámsterdam, se puede comulgar con otros cuerpos completamente desnudos o apenas cubiertos por un jockstrap, tener sexo en cualquier rincón, mirar o ser mirado. Esa montaña rusa del sexo sin barreras es para el director de chUrchroad una obsesión y un desafío, un reino del revés para nada infantil que ejerce una atracción inagotable, aunque estar del revés también marea. Cámara en mano, Robin Vogel investiga a partir de Club ChUrch y sus habitués la sexualidad contemporánea, lo que algunxs disfrutan y eligen, el amor libre en la era de la visibilidad y la experimentación “siempre que sea seguro”, y el modo en que el interior de esa iglesia invertida se relaciona con una ciudad que tiene su historia de revolución y repliegue post-era del sida. Las personas hablan en chUrchroad, y las imágenes también, pero no dicen lo mismo. El documental de Vogel es un registro de esa fricción y también un relato plural del sexo atravesado por la cultura, esa que nos impone indagar en los motivos detrás del deseo, o coger por las razones correctas. Texto de Marina Yuszczuk.