Ulises Rosell ha filmado una película memorable sobre una familia argentina que resulta ser a la vez un camafeo de la vida popular. Son admirables el respeto y la discreción del director, quien parece haberse disuelto en el medio ambiente. Situado en los centros de gravedad del mundo de los Bonanza, Rosell los deja agigantarse y los transforma en una tribu invencible.
Bonanza Muchinsci es ante todo un aventurero, cazador de serpientes, chatarrero, padre de familia y ladrón de bancos. El hogar de los Muchinsci alberga también a docenas de pájaros, serpientes y otros animales que cazan para vender más tarde. Allí podemos ver tanto a La Vero jugando con pequeñas serpientes como a Norberto hachando autos en cuatro partes. Con la misma naturalidad jugarán luego en el barro o iniciarán un fuego alrededor del cual charlar. La familia, junto con algunos allegados, forma una aristocracia de la chatarra, sorprendente e irresistible a sólo cuarenta kilómetros de la ciudad de Buenos Aires.
2001, Argentina – 84 minutos