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Antes de concentrar sus esfuerzos en la TV, el dibujante y animador pionero Osamu Tezuka realizó algunos films pensados para la pantalla grande. El más difundido en Occidente fue Alakazam, el grande, porque fue adquirido y doblado al inglés por la productora American International Pictures, que luego lo distribuyó en todo el mundo. El film narra las aventuras de un mono que aprende los secretos de la magia y recorre los caminos en busca de aventuras. Curiosamente (o no tanto, si se piensa que Tezuka tenía un pensamiento humanista y universalista) se basa en una leyenda china y no japonesa, que ya había inspirado, entre otras obras, un largometraje animado chino en 1941.