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Sería fácil decir que Vergerus, el científico loco de El huevo de la serpiente, es el villano. Pero tal apreciación sólo serviría para encontrar a un responsable físico de esos actos aberrantes que son los experimentos que conducen a sus víctimas a la más extrema locura. Sin embargo, el científico y sus experimentos son hijos de los tiempos de entreguerras en Alemania y, más específicamente, en el Berlín de los años veinte. Porque si bien, según el pensamiento de Vergerus, Hitler es un loco incapaz de convertirse en el líder de esa masa informe en algún momento llamada “pueblo”, son las mismas personas, el odio engendrado en ellas y sus desilusiones, las que en cierta medida se convierten en el villano, o al menos en cómplices, ya que permiten y avalan su existencia. El huevo de la serpiente, el reptil, ya está formado en la sociedad. Lo único que le falta es nacer al mundo. Texto de César Diego Rexach.