Uno de los temas recurrentes en la obra de Lovecraft es el del conflicto y el encuentro entre lo Otro y lo Mismo. En este caso, la protagonista de El cuarto cerrado no solamente lleva inscripta la otredad en sí misma, sino que la presiente, sin haberla visto nunca, y corre a su encuentro con una mezcla de sensaciones magistralmente combinadas: la ansiedad, el misterio y el horror pasan a través de ella tan equilibradamente, que el desenlace es necesario y sorprendente a la vez.
El poder del cine para jugar con el tiempo y el espacio, mientras le va agregando humor y hasta tomas de karate a una historia oscura, acompañándola de una banda sonora brillante, hacen que, por una vez al menos, la película sí tenga algo que decirle al libro. Texto de Ignacio Sorá.
El cuarto cerrado (The Shuttered Room, Reino Unido, 1967) de David Greene, c/Gig Young, Carol Lynley, Oliver Reed, Flora Robson. 99’.