En El beso de la mujer araña el campo visual del cine no está al servicio de ‘fijar’ identidades y asignar roles de géneros, tal como las teorías feministas del aparato cinematográfico generalmente proponen, sino todo lo contrario. Lo cinematográfico, para Puig, abre el espacio donde los múltiples ‘devenires’ de lo queer se tornan posibles. Los recuerdos de Molina de sus películas se fijan, de a poco, en el cuerpo –en el suyo propio, en el de Valentín, en el de la novela, en el de sus lectores- casi como una prótesis para la identidad, y en ese proceso el cuerpo y las relaciones que de él dependen se transforman en una interfaz maleable de pura potencialidad e imaginación. Fragmento de un texto de Carla Marcantonio.
El beso de la mujer araña (Kiss of the Spider Woman, EUA-1985) de Héctor Babenco, c/William Hurt, Raúl Juliá, Sonia Braga, Jose Lewgoy, Nuno Lean Maia, Denise Dumont. 119’.