Una joven muchacha portuguesa vive con su abuela, una matriarca obsesiva y melancólica. Utilizando el impresionante paisaje como marco evocador para este retrato familiar e intergeneracional, Ana combina el registro documental con un surrealismo de ensueño. Tal vez no quedan suficientes películas que nos den ganas de murmurar, encantados, “¿dónde estoy?”. No por miedo a perdernos, sino por la emoción de estar profundamente dormidos, despertar de golpe y no saber... en qué mundo hemos despertado. ¿Dónde estamos en Ana? En el norte de Portugal, en la región de Miranda do Douro, donde Reis y Cordeiro ya habían filmado otra película inclasificable y maravillosa llamada Trásos-montes. Aquí y en ningún otro lugar. Aquí y en cualquier otro lugar. La fuerza de Ana es simplemente esa. Hace tiempo que una película no nos recordaba con tanta claridad que el cine es a la vez un arte de lo singular y lo universal, que las imágenes flotan mucho mejor si dejan caer su ancla en algún lado. ¿Anaficción? ¿Ana-documental? Esa distinción es demasiado vulgar. ¿Ficción documentada? Ni siquiera. Texto de Serge Daney.
Portugal, 1982 / 114’ / 35mm / Color Portugués
D, G, E: António Reis, Margarida Cordeiro
F: Acácio de Almeida
P: António Reis, Margarida Cordeiro, Paulo Branco
CP: Centro Português de Cinema
I: Ana María Cueva, Octavio Lixa Filgueiras, Manuel Ronaldo Gomes