“Se compone de doce episodios que cuentan la historia de Nana (Anna Karina), una joven cuya belleza -como diría Patricia Highsmith- es peligrosa, pero sólo para ella. Proxenetas, clientes y artistas encuentran en su rostro y en su cuerpo la encarnación de sus sueños. Como consecuencia de ello, la vida de Nana no es su vida. (…) Hay omisiones sin explicación en los doce episodios, y al interior de ellos. No son omisiones de las habituales, las que borran momentos no importantes o crean saltos significativos, sino más bien de las que encontramos en documentales. Con ellas la película dice algo como: ‘No vimos a nuestra heroína durante las siguientes dos semanas. Cuando la encontramos de nuevo, estaba…’. Le confieren el estatuto de fragmentos encontrados a lo que se nos muestra, antes que de elementos producidos. Como resultado de esto, ninguna escena está subordinada a la otra. En su lugar, cada sonido e imagen es igual a los otros (…)”. Harun Farocki en A propósito de Godard – Conversaciones entre Harun Farocki y Kaja Silverman, Caja Negra, Buenos Aires, 2016.
Vivir su vida (Vivre sa vie: Film en douze tableaux, Francia-1962) de Jean-Luc Godard, c/Anna Karina, Sandy Rebbot, André S. Labarthe, Guylaine Schlumberger. 80’.