Un abismo separa al universo de los fotógrafos del mundo del arte. Están la Bienal de Venecia, la Documenta en Kassel y muchos otros eventos que son importantes para el mundo del arte. Y luego están los eventos como los Encuentros de Arlés, Kaunas Photo, el Mes de la Fotografía en Riga o la Bienal de Fotografía de la misma ciudad, que son importantes para el universo de los fotógrafos, pero no tanto para el mundo del arte.

Aparte de los propios fotógrafos, ¿quién más sabe lo que está ocurriendo en la reunión semanal del club de fotografía o en la conferencia anual de la federación de fotógrafos? ¿Y a quién más realmente le importan los temas sobre los que se escribe en las revistas especializadas? Todo lo que ocurre dentro de la comunidad fotográfica pertenece a lo que llamo el universo de los fotógrafos. Es un sistema global de exposiciones, competiciones, libros, revistas y recursos disponibles online, como sitios, blogs, cuentas de Instagram, etc. Las organizaciones de fotógrafos, los museos de fotografía, la producción y distribución transnacional del equipamiento fotográfico y las ferias comerciales internacionales (como Photokina en Colonia, Alemania) también pertenecen a ese universo. Por su parte, los fotógrafos que circulan en las galerías y los museos de arte forman parte del mundo del arte, que no se superpone con el universo de los fotógrafos.

Publicidad en Camera no. 5, 1963.

El campo de la fotografía profesional, tal como era entendido en los Estados Unidos y Europa en la década de 1950 –cuando Diane Arbus comenzó su carrera–, estaba alejado de la elite intelectual. La mayoría de los fotógrafos no pertenecía al grupo más educado de su época. El arte fotográfico de los cincuenta solamente declaraba, o pretendía, ser arte, pero no era reconocido como tal. Era un arte sin artistas. Cualquiera podía ser un fotógrafo entonces: bastaba con aprender a operar la cámara, revelar la película y hacer las copias. Para ser un artista, al contrario, se requerían años de un costoso entrenamiento formal, la aceptación de instituciones largamente establecidas como las academias artísticas y una red de conexiones sociales con los compradores. En el caso de los fotógrafos, el reconocimiento de sus pares cumplía el rol de las instituciones. Virtualmente todos los fotógrafos de la década de 1950 –tanto los profesionales como los amateurs– eran autodidactas.

Históricamente, las exposiciones de fotografía convocaban a una audiencia de conocedores de la forma fotográfica y a colegas capaces de apreciar las sutilezas de una buena copia o la complejidad de una composición. La audiencia mayoritaria de las exposiciones de fotografía estaba compuesta por otros fotógrafos. A causa de esta tendencia a mirar hacia adentro, el universo de los fotógrafos se mantuvo relativamente desconocido para los que se encontraban fuera de él. Esta fue una de las razones por las que la fotografía de mediados de siglo tiene un extraño estatus intermedio: era “un poco” arte (porque producía imágenes), pero al mismo tiempo no era para nada arte (porque no formaba parte del mundo del arte). Este estatus ambiguo hizo que el universo de los fotógrafos se desarrollara en una burbuja propia; y sus interacciones con el mundo del arte de la época fueron esporádicas y no siempre significativas.

Publicidad en Camera no. 3, 1962.

Instagram es un gran lugar para estudiar la actualidad del universo de los fotógrafos. Muchos fotógrafos creativos usan la plataforma como uno de los medios para compartir su obra, especialmente en las primeras etapas de sus carreras. Hoy, una descripción adecuada de una etapa particular en la carrera de un fotógrafo es “menos de 10.000 seguidores en Instagram”. Estos fotógrafos –de un modo muy parecido al de sus colegas de los cincuenta– exploran el potencial de la fotografía como un medio creativo autónomo. Ellos usan Instagram como una alternativa a las exposiciones y a las publicaciones de portfolios en las revistas. Pero, al igual que en los cincuenta, la fotografía creativa explícitamente hecha para Instagram existe solo en esa red. Solo otros usuarios de Instagram conocen estas imágenes. Fuera del universo de los fotógrafos, no hay muchas personas interesadas en las tendencias técnicas y estéticas actuales de la fotografía en Instagram. Aparte de los dedicados Instagrammers, ¿quién más sabe lo que es un “flat lay” o “white on white”? ¿A quién más le importan las diferencias entre las opciones de edición que proporcionan aplicaciones como Meitu Pic y vsco? Si bien Instagram promete ofrecer un amplio alcance para el trabajo creativo propio, este alcance típicamente está restringido a la burbuja del universo de los fotógrafos. Incluso 10.000 seguidores en Instagram no son suficientes para hacer de un fotógrafo un artista. Al menos no para el mundo del arte mainstream.  

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Alise Tifentale es historiadora del arte especializada en fotografía. Fue co-curadora del Pabellón de Letonia en la 55º Bienal de Venecia. 

Este texto forma parte de The Etcetera, un proyecto surgido a partir de la muestra Diane Arbus. En el Principio. Su objetivo es generar una serie de intercambios textuales entre teóricos, artistas, escritores y críticos sobre la actualidad de varios de los temas que aparecen en la exposición de la fotógrafa norteamericana. Incluye fragmentos extraídos del artículo Into the Photographers’ Universe: What Separates Photographers from Artists?, 2017.

 

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