Los Estados desde los que se organizaron las repúblicas latinoamericanas replicaron, en muchos sentidos, los parámetros de los Estados euronorteamericanos. Pautaron las ciudadanías legítimas y expulsaron o negaron aquellas que no cuadraban con sus principios. Del otro lado queda la experiencia de los cuerpos insubordinados. Aquellos que no se ajustan a los esquemas establecidos por la sociedad o al mandato sexual heteronormativo. Cuerpos que viven otras experiencias y buscan su reconocimiento. Cuerpos que escapan a los modelos patriarcales. Sensibilidades que exploran formas que permitan alternativas para vivir los cuerpos, otras maneras de felicidad. Fueron las mujeres, en las sucesivas olas del feminismo, quienes pugnaron por otras representaciones sociales. Sin ser ellas mismas necesariamente feministas, las artistas fueron sensibles a las agendas por las que aquéllas combatían. Invirtieron con ironía las relaciones de poder entre mujeres y varones, salieron con las cámaras a fotografiar cuerpos desnudos que las reglas del decoro les aconsejaban no representar. Investigaron la materia informe, indeterminada, como un modo de aproximarse a aquello que, por estar incluso próximo a lo abyecto, produce repulsión. Exploraron la mancha, la forma que se deshace en tejido tensado y que remite a la confrontación y la violencia. Las representaciones dieron lugar a aquellas imágenes que aparecían en los sueños de las mujeres comunes. Exploraron su intimidad, sus contradicciones, sus fantasías. Se aproximaron a los cuerpos desmarcados, de sexualidades otras, de amores distintos, y los representaron en pinturas y fotografías. Los cuerpos desnudos generaron parodias de la identidad o se rozaron en el juego homoerótico y trans. El autorretrato fue el tema de simulacros en torno a las sexualidades legítimas. Los cuerpos reclamaron el derecho de soberanía, incluso para ofrecerse como mercancía. La sangre, sustancia tabú, sangre menstrual, adquirió otros significados prohibidos en los años del sida. Aquellos que perdieron la vida dejaron bordadas frases de amor y formas decorativas y bellas, rastros de sensibilidad. Lo doméstico, la labor tradicionalmente expulsada del arte serio (el bordado, el papel maché), inauguró territorios sensibles vinculados a formas de sociabilidad femenina. En la lana se conserva el afecto de las manos que la tocaron. El siglo XX puede interpretarse como el nacimiento de un cuerpo nuevo que se aceleró desde los años 60 y cuyo descubrimiento continúa en el presente.
Artistas: Juan Battle Planas, Antonio Berni, Oscar Bony, Feliciano Centurión, Jorge De la Vega, Paz Errázuriz , Ricardo Garabito, Annemarie Heinrich, Fernanda Laguna, Las Yeguas del Apocalipsis, Liliana Maresca, Anna María Maiolino, Marisol, María Martins, Mónica Mayer, Marta Minujín, Marcelo Pombo, Wanda Pimentel, Marcia Schvartz y Grete Stern, entre otros.
Colección Malba
Verboamérica
La exhibición, compuesta por 170 obras, es el resultado de un proyecto de investigación de más de dos años, que propone una historia viva de América Latina, expresada en acciones y experiencias.
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