21.05.2018

Notas de campo #02
Nierembergia

Alicia Sersic, Constanza Maubecin y Nicolás Rocamundi, biólogos

Con el apoyo del Laboratorio de Ecología Evolutiva y Biología Floral, Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET–UNC), y junto a los biólogos Alicia Sérsic, Constanza Maubecin y Nicolás Rocamundi, Irene Kopelman viajó al litoral argentino para investigar un género de plantas denominado Nierembergia (Solanaceae). Las flores de estas plantas no poseen néctar, como la mayoría de las flores, sino que ofrecen aceites que se producen en la superficie de los pétalos y funcionan como recompensa para sus polinizadores. Estas flores son polinizadas por un grupo particular de abejas silvestres que poseen estructuras especializadas en sus patas para recolectar los aceites florales. Casi todas las especies de Nierembergia son nativas de Argentina, y habitan desde el nivel del mar hasta los 3500 metros de altura, en la alta montaña. En el litoral argentino, particularmente en las provincias de Corrientes y Entre Ríos, hay varias especies de este grupo, creciendo principalmente cerca de los cursos de agua, en suelos inundables. Algunas de ellas tienen vistosas flores blancas que se destacan en la vegetación a ras del suelo, y que podremos encontrar fácilmente recorriendo el territorio. Por el contrario, otras especies de flores violetas son menos frecuentes, y aunque crecen elevándose hasta 2 metros del suelo, son difíciles de encontrar, por lo que habrá que buscarlas un poco más.

Notas de Irene Kopelman.
Notas de Irene Kopelman.

Sobre el método de búsqueda de los botánicos y los polinizadores, escribe Alicia Sérsic junto a su colega Andrea Cocucci: “En general, cuando los botánicos buscamos en la Naturaleza alguna especie que no hemos visto con anterioridad, echamos mano a toda la información que tenemos a nuestro alcance para poder reconocerla y encontrarla, como descripciones e ilustraciones en libros o ejemplares herborizados en museos, de modo de hacernos una idea de cómo se vería y dónde podríamos encontrarla; generamos así en nuestra mente lo que comúnmente se denomina una imagen de búsqueda: ‘es un arbusto bajo perenne, de hojas alternas, lineares y membranosas, sus flores tienen 5 pétalos unidos formando un largo y delgado tubo que remata en un limbo en forma de plato festoneado con un centro azul-violáceo, sus estambres se reúnen en el centro de la flor y sus frutos son secos rodeados por el cáliz’; si a esto le añadimos la información de que crece en terrenos recientemente perturbados como la orilla de los caminos y de que se trata de una especie de tal o cual familia, nuestra mente de botánico realiza filtros inmediatos que nos permiten localizar, de entre muchas especies que crecen juntas, a un puñado que responden medianamente a las características de su familia. En términos legos, podemos decir que así como en una familia los hijos se parecen a los padres, los hermanos se parecen entre sí y éstos tienen un aire de sus tíos o sus primos, decimos que tienen un aire de familia. En el mundo de las plantas ocurre algo similar a distintas escalas; sabemos los botánicos que tal o cual especie pertenece a cierta familia e incluso a cierto género dentro de esa familia porque comparten un conjunto de características propias. Estas son características heredables, es decir que se transmiten de una generación a la siguiente, que los reúne en grupos de afinidad de parentesco. Sin embargo, entre los individuos de una especie y entre las especies emparentadas, es evidente la variabilidad, es decir no todos los individuos y no todas las especies son idénticas. Por un lado, existe un acervo genético ancestral, que mantiene características profundas de un grupo emparentado de plantas y que se mantienen inalterables entre especies. Por otro lado, sin embargo, el ambiente moldea permanentemente otras características como formas, tamaños, colores, olores, etc. sin alterar los rasgos ancestrales. Esto es debido a que estas características o rasgos ambientalmente sensibles pueden encontrarse bajo presión de selección natural contemporánea. ¿Qué se quiere decir con esto? Es bien conocido por los biólogos que una de las causas de la diversificación y especiación en las plantas con flores (aumento de la variabilidad entre individuos de una especie y de especies en un grupo de parentesco) fue su interacción con sus polinizadores”.

Notas de Irene Kopelman.
Notas de Irene Kopelman.

“Las plantas para reproducirse sexualmente y producir tanto frutos como semillas requieren que el polen de la flor de un individuo sea transportado al estigma de otra flor. Para realizar este transporte de polen muchas especies hacen uso de los polinizadores. Las adaptaciones de rasgos de las flores a sus polinizadores optimizan este transporte de polen teniendo consecuentemente influencia en el éxito reproductivo de la planta y así, rasgos que son favorables en esa adaptación, son mantenidos en las sucesivas generaciones, es decir, son seleccionados. Debido a estos procesos de selección mediante polinizadores, puede ocurrir que especies no emparentadas hayan producido por selección rasgos florales semejantes, ya que se adaptaron a un mismo tipo de polinizador. Esas semejanzas pueden confundir a un ojo no entrenado, no obstante estas semejanzas son superficiales y, en conjunto con otros caracteres de la especie, hacen que entre ellas no haya un aire de familia, simplemente presentan semejanzas por convergencia evolutiva a un nivel superficial que no altera sus características ancestrales”.

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Las citas incluidas en este texto fueron originalmente publicadas en el libro de Irene Kopelman Campamento de dibujo, proyecto ganador del Primer Premio Bienal Medifé Arte y Medioambiente (2016-2017).

Notas de campo compila una serie de textos, testimonios e imágenes producidos a partir del trabajo de los científicos que acompañaron a la artista Irene Kopelman en sus expediciones a lo largo del territorio argentino, en el marco del proyecto Puntos cardinales.

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