Un panorama amplio desde perspectivas contemporáneas, en el que diferentes investigadores y artistas ofrecen su testimonio, contextualizando la obra y enfocándose en temáticas particulares que se relacionan con Manifestación, la historia de su producción y la trayectoria artística de Berni, pero también con sus propios intereses personales.
Charlie Aguirre imagina a un joven Berni en su taller, preguntándose: ¿qué artista quiero ser? Recuerda también una experiencia personal, cuando a los 14 años visitó junto a su padre una muestra en la que se presentaban los Monstruos de Berni, y cómo la materialidad de esas obras apareció como una instancia mágica en medio de la cotidianeidad, marcándolo profundamente. Por último, rescata la tradición de agrupación que Berni fundó en la ciudad de Rosario con la Mutualidad de Artistas Plásticos y el efecto que esa iniciativa tiene hasta hoy en los artistas rosarinos.
“Manifestación me parece la construcción de un cauce, una condensación de preocupaciones materiales, formales y ideológicas. Creo que construir sobre un bastidor con bolsas reutilizadas de arpillera, de la refinería de azúcar rosarina, ya es una elección ideológica importante. Pienso también que [en esta obra] Berni empieza a definir una figuración personal, utilizando pigmentos quizás más industriales o no tan propios de la pintura academicista”.
Charlie Aguirre es diseñador gráfico por la Escuela Superior de Diseño Gráfico de Rosario. Transitó la carrera de Bellas Artes de la UNR. Se formó con artistas como Claudia del Río y Carlos Herrera, entre otros. Fue becado en varias ocasiones por el Fondo Nacional de las Artes para instancias de formación y desarrollo de proyectos y fue seleccionado para diferentes Salones y certámenes del país. Expuso su obra en espacios y galerías de la ciudad de Rosario, Buenos Aires y Santa Fe. Vive y Trabaja en Rosario
Roberto Amigo se pregunta por qué una pintura militante como Manifestación presenta los rostros del pueblo tristes y derrotados, y sostiene que hay que pensar a la obra dentro de un movimiento de autocrítica del comunismo ante el fracaso de la línea interna que defendía la lucha de clases. Si el comunismo no había tenido éxito en lograr que las masas adoptaran su ideología, ¿quién dominaba la calle en 1934? Para Amigo, es la iglesia católica, asociada al gobierno de Justo y representada en las grandes movilizaciones del Congreso Eucarístico de ese año.
“El comunismo va a plantear fuertemente que la principal tarea de organización respecto de las masas es discutirle los obreros –el pueblo– a la iglesia católica. Esta discusión central de 1934 tal vez es la que plantea Berni al poner a un niño con un pan, que es el pan de la eucaristía, y sobre él, sobre su cabeza, el puño fuerte de un obrero”.
Roberto Amigo es docente e investigador en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y en el Instituto de Desarrollo Humano de la Universidad Nacional General Sarmiento. Anteriormente se desempeñó como Director de la catalogación razonada y Curador en Jefe del Museo Nacional de Bellas Artes.
José Berni, hijo de Antonio, narra la historia íntima de Manifestación desde una perspectiva familiar. Destaca la pericia técnica de Berni y cómo ese aspecto de la creación artística muchas veces le interesaba más que las cuestiones estilísticas. Recuerda además que Berni dibujaba todo el tiempo y realizaba sus bocetos directamente sobre la tela, a mano alzada y en carbonilla.
Silvia Dolinko se ocupa de reseñar las innovaciones materiales que Berni produjo en la técnica del grabado. Berni había trabajo en el grabado tradicional a lo largo de su carrera, incluso contemporáneamente a Manifestación, pero en los años sesenta revisa ese legado gráfico y configura un ‘nuevo grabado’, fundamentalmente en las series dedicadas a Juanito Laguna y Ramona Montiel. Destaca además que Berni incorpora en sus grabados desechos industriales y objetos de la cultura de masas, para dar cuenta del escenario en el que viven sus personajes.
“Desde los años sesenta Berni desarrolló un cuerpo de grabados de mucho impacto visual y alto grado de experimentación, tanto en términos materiales como técnicos. Se trata del conjunto que él denomina “xilo-collages” o “xilo-collages-relieves”, en donde a la superficie de madera le va incorporando distintos elementos heterogéneos, articulados justamente en la matriz de impresión. Incorpora así un recurso propio de la vanguardia del siglo XX como es el collage a la técnica tradicional de la xilografía”.
Silvia Dolinko es Doctora en Historia del Arte (UBA). Investigadora del Conicet. Directora de la Maestría en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano de la Escuela IDAES-UNSAM. Secretaria de Investigación y Posgrado de la Escuela de Arte y Patrimonio-UNSAM. Especialista en grabado e imagen impresa, es autora de, entre otros libros, Arte plural. El grabado entre la tradición y la experimentación 1955-1973.
Rita Eder señala que el discurso de exaltación de la pintura mural de Siqueiros movilizó a los jóvenes artistas, particularmente a Spilimbergo, Berni y Castagnino. La obra mural que realizaron juntos en la quinta de Natalio Botana en la provincia de Buenos Aires les permitió experimentar con nuevos materiales e instrumentos, como la pistola de aire, el aerógrafo, la cámara fotográfica y las pinturas industriales. Eder señala que este entusiasmo inicial de Berni se modificaría con el tiempo y lo llevaría a criticar el muralismo realizado en edificios públicos (por comprometer al artista con el Estado), y que por esa razón recuperó la idea del mural portátil, un género que existe al menos desde el siglo XVII.
“La estrategia de Berni fue la inclusión temática de los actores sociales, trabajadores de distintos gremios, con un registro amplio de emociones. Algo que también resolvió individualizando los rostros y produciendo una suerte de hiperrealismo expresionista que parece provenir de los close-up, o planos de acercamiento ampliados, combinados con su claro dominio de la perspectiva”.
Rita Eder es Doctora en Historia del Arte por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigadora en el Instituto de Investigaciones Estéticas, del cual fue directora de 1990 a 1998. Entre sus múltiples libros se destacan Genealogías del arte contemporáneo en México. 1952-1967 y El arte en México: autores, temas y problemas.
Manuel Aja Espil destaca la importancia de los estudios materiales para comprender mejor la obra de Berni, en tanto considera que la técnica y la materialidad son inseparables de las decisiones políticas del artista: Berni articula elementos del muralismo y los aplica en una pintura que se ubica entre el mural y el caballete, una obra transportable apta para circular en los ámbitos de debate y manifestación. Aja Espil, explica además las características de la arpillera (la tela que utilizó Berni como soporte) y de la pintura al fresco.
"Berni y Siqueiros discuten sobre algo muy importante: qué lugar tiene la pintura en la revolución comunista. Y los dos tienen posturas muy diferentes. Siqueiros pensaba que el muralismo era el programa más apto para inspirar la revolución, porque era parte del espacio público y podía inspirar al pueblo trabajador, y defenestraba a la pintura de caballete. Para él la pintura de caballete era algo burgués, un bien mercantilizable, algo que en definitiva circulaba por lugares ajenos al pueblo trabajador. Berni por su parte tenía muy en claro que el programa muralista no era posible en Argentina. De hecho cuando hacen el Ejercicio plástico lo hacen en un espacio privado. Y así llega a la idea de hacer un mural transportable".
Manuel Aja Espil nació en 1987 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Estudió en la Universidad del Cine y cursó el Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella en 2016. Estudió pintura con Sergio Bazan, Juan Doffo y de forma autodidacta.
Guillermo Fantoni traza un panorama general de la primera parte de la carrera de Berni. Se detiene especialmente en la experiencia de Berni en Europa, señalando que España le ofrece al artista el catálogo de su historia y una aproximación a las nuevas corrientes; Italia, un contacto directo con la iconografía cristiana; y Francia, las tendencias modernas ligadas a modificaciones en la sociedad. Fantoni destaca la importancia fundamental del surrealismo, que le permite a Berni transmitir en clave onírica una crisis que se extiende a ambos lados del Atlántico.
“El recorrido de Berni entre sus orígenes rosarinos y su regreso a la ciudad es algo así como un círculo que se cierra. Ese recorrido comienza con una saga de exitosas muestras individuales en la primera mitad de los años veinte, que genera la atención de un círculo de notables adinerados que ve en ese joven promisorio una posibilidad de conjurar la idea de Rosario como ciudad cartaginesa, una verdadera tópica que acompaña la constitución del espacio del arte y también su institucionalización”.
Guillermo Fantoni es Doctor en Humanidades y Artes, investigador de carrera y profesor titular de Arte Argentino en la Universidad Nacional de Rosario. Dirige el Centro de Investigaciones del Arte Argentino y Latinoamericano en la misma casa de estudios y tiene a su cargo la edición de la revista Separata.
Pablo Fasce propone pensar el ciclo americanista de Berni, que se inicia casi inmediatamente después de Manifestación, como un corolario de sus grandes arpilleras sociales de mediados de los años treinta. Berni viaja por primera vez al Norte Argentino en 1936, luego recorre Bolivia, Perú y Ecuador en 1941 y finalmente viaja a Santiago del Estero en 1951. En esos años, señala Fasce, expande la problemática del arte social y del nuevo realismo hacia el territorio americano y el mundo indígena.
“Si en Manifestación Berni estaba comenzando a polemizar con Siqueiros –una polémica que iba a seguir desarrollando en sus publicaciones y que iba a fijar de manera más concreta en su presentación del Nuevo Realismo en la revista Forma, en 1936–, de algún modo su obra americanista posterior continúa con esa polémica, pero nos presenta una manera diferente de abordar esas cuestiones, vinculada a la identidad americana”.
Pablo Fasce es Doctor en Historia por el IDAES-UNSAM. Actualmente se desempeña como Coordinador de Institutos Nacionales en el Ministerio de Cultura de la Nación y como docente de grado y posgrado en la UBA y la UNSAM. Ha sido becario doctoral y posdoctoral del CONICET. Es autor de Del taller al altiplano. Museos y academias artísticas en el Noroeste argentino.
Alejandra Fenochio se detiene en el regreso de Berni a la Argentina desde Europa a comienzos de la década de 1930. Sostiene que Berni encontró en el trabajo las armas para la lucha social y desarrolló una técnica popular que posibilita la aparición de lo comunitario. En este sentido, Manifestación se vincula también con una tradición de pintura social que se remonta al óleo Sin pan y sin trabajo (1894), de Ernesto de la Cárcova.
Alejandra Fenochio, 1962. Pintora boquense que busca establecer un puente entre lo más conceptual del arte contemporáneo y la figuración. Realiza pinturas y grabados de gran y pequeño tamaño y conjuntos escultóricos orgánicos. En 2021 ganó el Salón Nacional de Pintura y presentó una muestra consagratoria (MUNAR - Bienal del Sur).
Daniel García describe la influencia cinematográfica en el primerísimo primer plano de los rostros, retratados con una técnica que recuerda al zoom de las cámaras. Señala también que la multiplicidad de direcciones de las miradas de los manifestantes, una suerte de dispersión hacia el vacío, es muy típica de los cuadros de Berni. Por último, destaca un cierto carácter onírico de la pintura que escapa a lo estrictamente político de su tema y que se relaciona más con otros momentos del arte y con una profunda melancolía existencial.
“Con este cuadro me pasa lo mismo que con muchas otras obras del período, particularmente con Desocupados. Lo que me impacta, sobre todo, lo que me resulta muy inquietante es la carga de melancolía que tiene el cuadro. Una profunda melancolía que particularmente en Manifestación aparece como una especie de río, como una especie de derrame, como si fuera un río de lava volcánica, desde el edificio del fondo hacia el frente, hacia el espectador. Como un gran río de tristeza, de melancolía”.
Daniel García nació en 1958 en Rosario, donde vive y trabaja. Expone desde 1981. Ha participado en numerosas muestras colectivas como la 47º Bienal de Venecia, en 1997, VI Bienal de La Habana (Cuba, 1997), 1º y 2ª Bienal del Mercosur (Porto Alegre, Brasil, 1997 y 1999) y “De Ponta-Cabeça”, I Bienal de Fortaleza (Brasil. 2002).
Fernando García analiza la figura de Berni como parte central del ADN cultural argentino, en especial por la yuxtaposición de motivos europeos y locales que comienza con la obra La Torre Eiffel en la pampa, de 1930, y que va a continuar en distintas etapas de su carrera. García señala además que los personajes de Juanito Laguna y Ramona Montiel emergen de una realidad social que sigue vigente hasta la actualidad y destaca la capacidad de Berni para retratar ese carácter argentino sin transformarse en un pintor “histórico” o “nacional”.
“La cuestión de Antonio Berni como alguien que contribuye a definir en términos estéticos el ADN cultural argentino empieza muy pronto en su carrera y lo va a acompañar hasta el final. Se va a manifestar acorde a las distintas circunstancias sociopolíticas del país y a los cambios artísticos donde su obra va a resonar como si estuviera hecha para cada uno de esos momentos”.
Fernando García es periodista, escritor y productor cultural. Algunos de sus libros son Los Ojos, vida y pasión de Antonio Berni (2005, reeditado en 2021) y El Di Tella: Historia íntima de un fenómeno cultural (2021). Es magister en Historia del Arte Latinoamericano por IDAES/UNSAM y docente en la UTDT.
Martín Kohan reflexiona sobre las tensiones entre vanguardia y cultura popular. A primera vista, ambas parecen responder a lógicas divergentes o incluso antagónicas. La vanguardia apunta a la ruptura y a la irrupción de lo inesperado; mientras que la cultura popular se apoya en lo conocido, la tradición y la continuidad. Sin embargo, para Kohan, las vanguardias trabajan con los materiales que le ofrece la cultura popular, a partir de los cuales crean un nuevo tipo de arte. Tal es el caso de Manifestación.
“Las rupturas se hacen al interior de la tradición, al mismo tiempo contra y con la tradición. En esa línea, los imaginarios, los materiales y ciertas codificaciones del mundo popular entran también en el universo de las operaciones de vanguardia, y allí pueden cobrar una potencia singular”.
Martín Kohan enseña Teoría Literaria en la Universidad de Buenos Aires. Entre sus últimos textos publicados se encuentran el ensayo La vanguardia permanente, la novela Confesión y el libro de cuentos Desvelos de verano.
Adriana Lauria repasa la visita en 1933 de David Alfaro Siqueiros a la Argentina y la participación de Berni en la obra Ejercicio plástico, un mural del propio Siqueiros realizado en nuestro país. Berni piensa que un programa público de murales –de difícil implementación en nuestro país, gobernado entonces por un régimen conservador–, no puede ser la única posibilidad de acción y trabaja entonces sobre pinturas de gran tamaño que se transforman en murales portátiles, entre las que se encuentra Manifestación.
“Es una época de crisis internacional, económica y social, que en la Argentina se aúna con el golpe militar de 1930, y de enorme desocupación: la gente está en estado constante de deliberación. Berni se va a unir a estos reclamos, militando en el partido comunista. En esa coyuntura se da cuenta de que necesita que aquellos síntomas de la violencia social y política que ya se veían en sus obras surrealistas sean explícitos”.
Adriana Lauria es profesora e investigadora de la UBA. Curadora y crítica de arte. Autora de libros, artículos y ensayos sobre arte argentino. Curó exhibiciones en el país y en el exterior. En Malba realizó la muestra homenaje al centenario del nacimiento de Antonio Berni y publicó un pormenorizado estudio sobre su obra en www.cvaa.com.ar.
Jorge Francisco Liernur realiza una lectura de Manifestación desde la perspectiva de los estudios urbanos y sociales. Señala que Berni retrata con exactitud el modo en que las clases populares se vieron afectadas por la crisis de 1930 y describe los modos de habitar de la época: viviendas suburbanas sólidas conectadas con el centro de la ciudad a través del transporte público. Contrasta además esta situación con la precariedad extrema que surge a partir de la década de 1950, cuando Berni realiza su serie de Juanito Laguna.
“En la obra de Berni me sorprende y me impresiona cómo se manifiesta un cambio en el modo de habitar de los sectores más pobres de la sociedad. Dejo de lado el tema agrario, pero en el ámbito urbano está claro que Berni advierte una transformación muy importante. (…) Los pobres de Manifestación son pobres urbanos, pero son pobres que han perdido el trabajo debido a la crisis, no son pobres que nunca tuvieron trabajo. Seguramente muchos de ellos todavía son inmigrantes o hijos de inmigrantes, o son los primeros en trasladarse del campo a la ciudad”.
Jorge Francisco Liernur es Arquitecto por la Universidad de Buenos Aires. Historiador de la arquitectura. Decano Fundador y Profesor Emérito de la Escuela de Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Torcuato Di Tella. Investigador Principal del CONICET. Doctor Honoris Causa por la Universidad del Litoral. Curador Invitado del Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Fátima Pecci Carou destaca la coherencia que existe entre lo que Berni expresa discursivamente en Manifestación y lo que hace mediante su pintura: la pintura de Berni es una pintura manifiesta, una pintura declarativa, una pintura militante. El uso del temple y la arpillera –materiales pobres vinculados al muralismo– también va en correspondencia y en consonancia con lo que se está diciendo a nivel iconográfico y discursivo. Berni no utiliza ni óleos ni lienzos, sino materiales populares que pueden ser llevados a la calle, que pueden ser emplazados en el espacio público. Pecci Carou rescata además a la figura de Virginia Bolten, una sindicalista pionera del feminismo que trabajó y militó en las refinerías de azúcar de Rosario, las arquitecturas que Berni emplaza en el fondo de la pintura; y pone el foco en el personaje femenino que tiene a un niño en brazos y que representa a una mujer que es madre y obrera a la vez.
“Es interesante ver que hay una sola pancarta en la pintura, esa que dice ‘pan y trabajo’, derechos básicos que los personajes que se están manifestando salen a buscar. Pienso que Berni, al no incluir pancartas textuales, lo que está haciendo es que los personajes en sí mismos sean las pancartas, sean las banderas: esos rostros, esas pieles agrietadas, esas pieles marrones, son en sí mismos el mensaje político”.
Fátima Pecci Carou es artista visual, música y activista. Su obra indaga en los cruces entre citas a la historia del arte, archivos de Internet, imágenes de la cultura popular y el activismo feminista y político. Obtuvo el Premio Adquisición de Artes Visuales 8M; el Premio en Obra Barrio Joven (ArteBA, Galería Piedras) y el 1er. Premio Adquisición de Pintura Salón Nacional Reconquista.
Isabel Plante vincula las obras emblemáticas de Berni de mediados de los años treinta con su recorrido por Francia y, en particular, con las discusiones en torno al realismo socialista. En este sentido, Plante recupera a André Fougeron, el artista comunista por excelencia de fines de los años cuarenta, quien hace un giro de una pintura modernista hacia una voluntariamente ‘feista’. Plante reflexiona además sobre un posible paralelo entre Berni y Picasso, y destaca la influencia de Paule Cazenave, su primera esposa, en el compromiso político del argentino.
“Los contactos con el surrealismo en Francia trajeron consigo, a su vez, los contactos con el comunismo francés. Esto es algo que se dice poco cuando se habla de Berni, y me parece que es interesante repasar el vínculo con Louis Aragon a lo largo de un montón de años y con otra figura vinculada al comunismo francés: el artista André Fougeron”.
Isabel Plante es investigadora adjunta del CONICET en el Centro de Investigación en Arte y Patrimonio (CIAP, UNSAM/CONICET), y se desempeña como docente en la UNSAM y la UBA. Se especializa en historia del arte argentino y latinoamericano de los años sesenta y setenta y en la circulación de artistas y producciones visuales entre Europa y América.
Daniel Santoro se ocupa de analizar la estructura de la obra, identificando una progresión aritmética entre el tamaño de los diferentes grupos de personajes que aparecen en ella. Esa forma de agrupamiento le da mucho impacto y permite que el espectador individualice a cada uno de los personajes: no hay anonimato. Para Santoro, sin embargo, algo inquietante sobrevuela la obra –cierta desorientación en las miradas de los protagonistas, ajena a los cánones marxistas de representación de las multitudes– y esa es la clave de la genialidad de Berni.
“El maestro Antonio Berni plantea en esta obra un montón de interrogantes. La obra es relevante precisamente por las cosas que no están del todo resueltas en la propia imagen; tiene un montón de dificultades el cuadro. Y por otro lado, la parte que pudo resolver, la resolvió de un modo brillante”.
Daniel Santoro es pintor. Estudió en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Concurrió al taller de Osvaldo Attila y se desempeñó como realizador escenógrafo en el Teatro Colón por más de una década. En su obra trabaja con la iconografía y los mitos peronistas.
Nahuel Vecino comienza su testimonio con una anécdota personal de su época de estudiante en la escuela de arte Prilidiano Pueyrredón de la ciudad de Buenos Aires. Cuenta que entonces se percató del contenido político de Manifestación porque fue utilizada por un grupo de alumnos como pancarta para acompañar una protesta. Vecino destaca el modo en que Berni juega con diferentes tradiciones –el surrealismo de de Chirico, ciertos pintores renacentistas como Piero della Francesca y Masaccio, el realismo social mexicano– para desarrollar un lenguaje propio, y señala además que Berni convierte la pintura política en un hecho poético singular.
“Berni se distingue del realismo socialista más tradicional que tiende a abstraer las figuras. En este caso, cada rostro es singular y está individualizado. En vez de ser un pueblo abstracto se ve un pueblo que padece un sufrimiento concreto”.
Nahuel Vecino nació en Buenos Aires en 1977. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. En el año 2000 realizó su primera muestra individual en la galería Belleza y Felicidad y en el año 2003 fue seleccionado para participar de la Beca Kuitca (C.C. Rojas–UBA) para artistas jóvenes. Su obra forma parte de distintas colecciones, tanto argentinas como del exterior.
Un panorama amplio desde perspectivas contemporáneas, en el que diferentes investigadores y artistas ofrecen su testimonio, contextualizando la obra y enfocándose en temáticas particulares que se relacionan con Manifestación, la historia de su producción y la trayectoria artística de Berni, pero también con sus propios intereses personales.
Charlie Aguirre imagina a un joven Berni en su taller, preguntándose: ¿qué artista quiero ser? Recuerda también una experiencia personal, cuando a los 14 años visitó junto a su padre una muestra en la que se presentaban los Monstruos de Berni, y cómo la materialidad de esas obras apareció como una instancia mágica en medio de la cotidianeidad, marcándolo profundamente. Por último, rescata la tradición de agrupación que Berni fundó en la ciudad de Rosario con la Mutualidad de Artistas Plásticos y el efecto que esa iniciativa tiene hasta hoy en los artistas rosarinos.
“Manifestación me parece la construcción de un cauce, una condensación de preocupaciones materiales, formales y ideológicas. Creo que construir sobre un bastidor con bolsas reutilizadas de arpillera, de la refinería de azúcar rosarina, ya es una elección ideológica importante. Pienso también que [en esta obra] Berni empieza a definir una figuración personal, utilizando pigmentos quizás más industriales o no tan propios de la pintura academicista”.
Charlie Aguirre es diseñador gráfico por la Escuela Superior de Diseño Gráfico de Rosario. Transitó la carrera de Bellas Artes de la UNR. Se formó con artistas como Claudia del Río y Carlos Herrera, entre otros. Fue becado en varias ocasiones por el Fondo Nacional de las Artes para instancias de formación y desarrollo de proyectos y fue seleccionado para diferentes Salones y certámenes del país. Expuso su obra en espacios y galerías de la ciudad de Rosario, Buenos Aires y Santa Fe. Vive y Trabaja en Rosario
Roberto Amigo se pregunta por qué una pintura militante como Manifestación presenta los rostros del pueblo tristes y derrotados, y sostiene que hay que pensar a la obra dentro de un movimiento de autocrítica del comunismo ante el fracaso de la línea interna que defendía la lucha de clases. Si el comunismo no había tenido éxito en lograr que las masas adoptaran su ideología, ¿quién dominaba la calle en 1934? Para Amigo, es la iglesia católica, asociada al gobierno de Justo y representada en las grandes movilizaciones del Congreso Eucarístico de ese año.
“El comunismo va a plantear fuertemente que la principal tarea de organización respecto de las masas es discutirle los obreros –el pueblo– a la iglesia católica. Esta discusión central de 1934 tal vez es la que plantea Berni al poner a un niño con un pan, que es el pan de la eucaristía, y sobre él, sobre su cabeza, el puño fuerte de un obrero”.
Roberto Amigo es docente e investigador en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y en el Instituto de Desarrollo Humano de la Universidad Nacional General Sarmiento. Anteriormente se desempeñó como Director de la catalogación razonada y Curador en Jefe del Museo Nacional de Bellas Artes.
José Berni, hijo de Antonio, narra la historia íntima de Manifestación desde una perspectiva familiar. Destaca la pericia técnica de Berni y cómo ese aspecto de la creación artística muchas veces le interesaba más que las cuestiones estilísticas. Recuerda además que Berni dibujaba todo el tiempo y realizaba sus bocetos directamente sobre la tela, a mano alzada y en carbonilla.
Silvia Dolinko se ocupa de reseñar las innovaciones materiales que Berni produjo en la técnica del grabado. Berni había trabajo en el grabado tradicional a lo largo de su carrera, incluso contemporáneamente a Manifestación, pero en los años sesenta revisa ese legado gráfico y configura un ‘nuevo grabado’, fundamentalmente en las series dedicadas a Juanito Laguna y Ramona Montiel. Destaca además que Berni incorpora en sus grabados desechos industriales y objetos de la cultura de masas, para dar cuenta del escenario en el que viven sus personajes.
“Desde los años sesenta Berni desarrolló un cuerpo de grabados de mucho impacto visual y alto grado de experimentación, tanto en términos materiales como técnicos. Se trata del conjunto que él denomina “xilo-collages” o “xilo-collages-relieves”, en donde a la superficie de madera le va incorporando distintos elementos heterogéneos, articulados justamente en la matriz de impresión. Incorpora así un recurso propio de la vanguardia del siglo XX como es el collage a la técnica tradicional de la xilografía”.
Silvia Dolinko es Doctora en Historia del Arte (UBA). Investigadora del Conicet. Directora de la Maestría en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano de la Escuela IDAES-UNSAM. Secretaria de Investigación y Posgrado de la Escuela de Arte y Patrimonio-UNSAM. Especialista en grabado e imagen impresa, es autora de, entre otros libros, Arte plural. El grabado entre la tradición y la experimentación 1955-1973.
Rita Eder señala que el discurso de exaltación de la pintura mural de Siqueiros movilizó a los jóvenes artistas, particularmente a Spilimbergo, Berni y Castagnino. La obra mural que realizaron juntos en la quinta de Natalio Botana en la provincia de Buenos Aires les permitió experimentar con nuevos materiales e instrumentos, como la pistola de aire, el aerógrafo, la cámara fotográfica y las pinturas industriales. Eder señala que este entusiasmo inicial de Berni se modificaría con el tiempo y lo llevaría a criticar el muralismo realizado en edificios públicos (por comprometer al artista con el Estado), y que por esa razón recuperó la idea del mural portátil, un género que existe al menos desde el siglo XVII.
“La estrategia de Berni fue la inclusión temática de los actores sociales, trabajadores de distintos gremios, con un registro amplio de emociones. Algo que también resolvió individualizando los rostros y produciendo una suerte de hiperrealismo expresionista que parece provenir de los close-up, o planos de acercamiento ampliados, combinados con su claro dominio de la perspectiva”.
Rita Eder es Doctora en Historia del Arte por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigadora en el Instituto de Investigaciones Estéticas, del cual fue directora de 1990 a 1998. Entre sus múltiples libros se destacan Genealogías del arte contemporáneo en México. 1952-1967 y El arte en México: autores, temas y problemas.
Manuel Aja Espil destaca la importancia de los estudios materiales para comprender mejor la obra de Berni, en tanto considera que la técnica y la materialidad son inseparables de las decisiones políticas del artista: Berni articula elementos del muralismo y los aplica en una pintura que se ubica entre el mural y el caballete, una obra transportable apta para circular en los ámbitos de debate y manifestación. Aja Espil, explica además las características de la arpillera (la tela que utilizó Berni como soporte) y de la pintura al fresco.
"Berni y Siqueiros discuten sobre algo muy importante: qué lugar tiene la pintura en la revolución comunista. Y los dos tienen posturas muy diferentes. Siqueiros pensaba que el muralismo era el programa más apto para inspirar la revolución, porque era parte del espacio público y podía inspirar al pueblo trabajador, y defenestraba a la pintura de caballete. Para él la pintura de caballete era algo burgués, un bien mercantilizable, algo que en definitiva circulaba por lugares ajenos al pueblo trabajador. Berni por su parte tenía muy en claro que el programa muralista no era posible en Argentina. De hecho cuando hacen el Ejercicio plástico lo hacen en un espacio privado. Y así llega a la idea de hacer un mural transportable".
Manuel Aja Espil nació en 1987 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Estudió en la Universidad del Cine y cursó el Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella en 2016. Estudió pintura con Sergio Bazan, Juan Doffo y de forma autodidacta.
Guillermo Fantoni traza un panorama general de la primera parte de la carrera de Berni. Se detiene especialmente en la experiencia de Berni en Europa, señalando que España le ofrece al artista el catálogo de su historia y una aproximación a las nuevas corrientes; Italia, un contacto directo con la iconografía cristiana; y Francia, las tendencias modernas ligadas a modificaciones en la sociedad. Fantoni destaca la importancia fundamental del surrealismo, que le permite a Berni transmitir en clave onírica una crisis que se extiende a ambos lados del Atlántico.
“El recorrido de Berni entre sus orígenes rosarinos y su regreso a la ciudad es algo así como un círculo que se cierra. Ese recorrido comienza con una saga de exitosas muestras individuales en la primera mitad de los años veinte, que genera la atención de un círculo de notables adinerados que ve en ese joven promisorio una posibilidad de conjurar la idea de Rosario como ciudad cartaginesa, una verdadera tópica que acompaña la constitución del espacio del arte y también su institucionalización”.
Guillermo Fantoni es Doctor en Humanidades y Artes, investigador de carrera y profesor titular de Arte Argentino en la Universidad Nacional de Rosario. Dirige el Centro de Investigaciones del Arte Argentino y Latinoamericano en la misma casa de estudios y tiene a su cargo la edición de la revista Separata.
Pablo Fasce propone pensar el ciclo americanista de Berni, que se inicia casi inmediatamente después de Manifestación, como un corolario de sus grandes arpilleras sociales de mediados de los años treinta. Berni viaja por primera vez al Norte Argentino en 1936, luego recorre Bolivia, Perú y Ecuador en 1941 y finalmente viaja a Santiago del Estero en 1951. En esos años, señala Fasce, expande la problemática del arte social y del nuevo realismo hacia el territorio americano y el mundo indígena.
“Si en Manifestación Berni estaba comenzando a polemizar con Siqueiros –una polémica que iba a seguir desarrollando en sus publicaciones y que iba a fijar de manera más concreta en su presentación del Nuevo Realismo en la revista Forma, en 1936–, de algún modo su obra americanista posterior continúa con esa polémica, pero nos presenta una manera diferente de abordar esas cuestiones, vinculada a la identidad americana”.
Pablo Fasce es Doctor en Historia por el IDAES-UNSAM. Actualmente se desempeña como Coordinador de Institutos Nacionales en el Ministerio de Cultura de la Nación y como docente de grado y posgrado en la UBA y la UNSAM. Ha sido becario doctoral y posdoctoral del CONICET. Es autor de Del taller al altiplano. Museos y academias artísticas en el Noroeste argentino.
Alejandra Fenochio se detiene en el regreso de Berni a la Argentina desde Europa a comienzos de la década de 1930. Sostiene que Berni encontró en el trabajo las armas para la lucha social y desarrolló una técnica popular que posibilita la aparición de lo comunitario. En este sentido, Manifestación se vincula también con una tradición de pintura social que se remonta al óleo Sin pan y sin trabajo (1894), de Ernesto de la Cárcova.
Alejandra Fenochio, 1962. Pintora boquense que busca establecer un puente entre lo más conceptual del arte contemporáneo y la figuración. Realiza pinturas y grabados de gran y pequeño tamaño y conjuntos escultóricos orgánicos. En 2021 ganó el Salón Nacional de Pintura y presentó una muestra consagratoria (MUNAR - Bienal del Sur).
Fernando García analiza la figura de Berni como parte central del ADN cultural argentino, en especial por la yuxtaposición de motivos europeos y locales que comienza con la obra La Torre Eiffel en la pampa, de 1930, y que va a continuar en distintas etapas de su carrera. García señala además que los personajes de Juanito Laguna y Ramona Montiel emergen de una realidad social que sigue vigente hasta la actualidad y destaca la capacidad de Berni para retratar ese carácter argentino sin transformarse en un pintor “histórico” o “nacional”.
“La cuestión de Antonio Berni como alguien que contribuye a definir en términos estéticos el ADN cultural argentino empieza muy pronto en su carrera y lo va a acompañar hasta el final. Se va a manifestar acorde a las distintas circunstancias sociopolíticas del país y a los cambios artísticos donde su obra va a resonar como si estuviera hecha para cada uno de esos momentos”.
Fernando García es periodista, escritor y productor cultural. Algunos de sus libros son Los Ojos, vida y pasión de Antonio Berni (2005, reeditado en 2021) y El Di Tella: Historia íntima de un fenómeno cultural (2021). Es magister en Historia del Arte Latinoamericano por IDAES/UNSAM y docente en la UTDT.
Martín Kohan reflexiona sobre las tensiones entre vanguardia y cultura popular. A primera vista, ambas parecen responder a lógicas divergentes o incluso antagónicas. La vanguardia apunta a la ruptura y a la irrupción de lo inesperado; mientras que la cultura popular se apoya en lo conocido, la tradición y la continuidad. Sin embargo, para Kohan, las vanguardias trabajan con los materiales que le ofrece la cultura popular, a partir de los cuales crean un nuevo tipo de arte. Tal es el caso de Manifestación.
“Las rupturas se hacen al interior de la tradición, al mismo tiempo contra y con la tradición. En esa línea, los imaginarios, los materiales y ciertas codificaciones del mundo popular entran también en el universo de las operaciones de vanguardia, y allí pueden cobrar una potencia singular”.
Martín Kohan enseña Teoría Literaria en la Universidad de Buenos Aires. Entre sus últimos textos publicados se encuentran el ensayo La vanguardia permanente, la novela Confesión y el libro de cuentos Desvelos de verano.
Adriana Lauria repasa la visita en 1933 de David Alfaro Siqueiros a la Argentina y la participación de Berni en la obra Ejercicio plástico, un mural del propio Siqueiros realizado en nuestro país. Berni piensa que un programa público de murales –de difícil implementación en nuestro país, gobernado entonces por un régimen conservador–, no puede ser la única posibilidad de acción y trabaja entonces sobre pinturas de gran tamaño que se transforman en murales portátiles, entre las que se encuentra Manifestación.
“Es una época de crisis internacional, económica y social, que en la Argentina se aúna con el golpe militar de 1930, y de enorme desocupación: la gente está en estado constante de deliberación. Berni se va a unir a estos reclamos, militando en el partido comunista. En esa coyuntura se da cuenta de que necesita que aquellos síntomas de la violencia social y política que ya se veían en sus obras surrealistas sean explícitos”.
Adriana Lauria es profesora e investigadora de la UBA. Curadora y crítica de arte. Autora de libros, artículos y ensayos sobre arte argentino. Curó exhibiciones en el país y en el exterior. En Malba realizó la muestra homenaje al centenario del nacimiento de Antonio Berni y publicó un pormenorizado estudio sobre su obra en www.cvaa.com.ar.
Jorge Francisco Liernur realiza una lectura de Manifestación desde la perspectiva de los estudios urbanos y sociales. Señala que Berni retrata con exactitud el modo en que las clases populares se vieron afectadas por la crisis de 1930 y describe los modos de habitar de la época: viviendas suburbanas sólidas conectadas con el centro de la ciudad a través del transporte público. Contrasta además esta situación con la precariedad extrema que surge a partir de la década de 1950, cuando Berni realiza su serie de Juanito Laguna.
“En la obra de Berni me sorprende y me impresiona cómo se manifiesta un cambio en el modo de habitar de los sectores más pobres de la sociedad. Dejo de lado el tema agrario, pero en el ámbito urbano está claro que Berni advierte una transformación muy importante. (…) Los pobres de Manifestación son pobres urbanos, pero son pobres que han perdido el trabajo debido a la crisis, no son pobres que nunca tuvieron trabajo. Seguramente muchos de ellos todavía son inmigrantes o hijos de inmigrantes, o son los primeros en trasladarse del campo a la ciudad”.
Jorge Francisco Liernur es Arquitecto por la Universidad de Buenos Aires. Historiador de la arquitectura. Decano Fundador y Profesor Emérito de la Escuela de Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Torcuato Di Tella. Investigador Principal del CONICET. Doctor Honoris Causa por la Universidad del Litoral. Curador Invitado del Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Fátima Pecci Carou destaca la coherencia que existe entre lo que Berni expresa discursivamente en Manifestación y lo que hace mediante su pintura: la pintura de Berni es una pintura manifiesta, una pintura declarativa, una pintura militante. El uso del temple y la arpillera –materiales pobres vinculados al muralismo– también va en correspondencia y en consonancia con lo que se está diciendo a nivel iconográfico y discursivo. Berni no utiliza ni óleos ni lienzos, sino materiales populares que pueden ser llevados a la calle, que pueden ser emplazados en el espacio público. Pecci Carou rescata además a la figura de Virginia Bolten, una sindicalista pionera del feminismo que trabajó y militó en las refinerías de azúcar de Rosario, las arquitecturas que Berni emplaza en el fondo de la pintura; y pone el foco en el personaje femenino que tiene a un niño en brazos y que representa a una mujer que es madre y obrera a la vez.
“Es interesante ver que hay una sola pancarta en la pintura, esa que dice ‘pan y trabajo’, derechos básicos que los personajes que se están manifestando salen a buscar. Pienso que Berni, al no incluir pancartas textuales, lo que está haciendo es que los personajes en sí mismos sean las pancartas, sean las banderas: esos rostros, esas pieles agrietadas, esas pieles marrones, son en sí mismos el mensaje político”.
Fátima Pecci Carou es artista visual, música y activista. Su obra indaga en los cruces entre citas a la historia del arte, archivos de Internet, imágenes de la cultura popular y el activismo feminista y político. Obtuvo el Premio Adquisición de Artes Visuales 8M; el Premio en Obra Barrio Joven (ArteBA, Galería Piedras) y el 1er. Premio Adquisición de Pintura Salón Nacional Reconquista.
Isabel Plante vincula las obras emblemáticas de Berni de mediados de los años treinta con su recorrido por Francia y, en particular, con las discusiones en torno al realismo socialista. En este sentido, Plante recupera a André Fougeron, el artista comunista por excelencia de fines de los años cuarenta, quien hace un giro de una pintura modernista hacia una voluntariamente ‘feista’. Plante reflexiona además sobre un posible paralelo entre Berni y Picasso, y destaca la influencia de Paule Cazenave, su primera esposa, en el compromiso político del argentino.
“Los contactos con el surrealismo en Francia trajeron consigo, a su vez, los contactos con el comunismo francés. Esto es algo que se dice poco cuando se habla de Berni, y me parece que es interesante repasar el vínculo con Louis Aragon a lo largo de un montón de años y con otra figura vinculada al comunismo francés: el artista André Fougeron”.
Isabel Plante es investigadora adjunta del CONICET en el Centro de Investigación en Arte y Patrimonio (CIAP, UNSAM/CONICET), y se desempeña como docente en la UNSAM y la UBA. Se especializa en historia del arte argentino y latinoamericano de los años sesenta y setenta y en la circulación de artistas y producciones visuales entre Europa y América.
Daniel Santoro se ocupa de analizar la estructura de la obra, identificando una progresión aritmética entre el tamaño de los diferentes grupos de personajes que aparecen en ella. Esa forma de agrupamiento le da mucho impacto y permite que el espectador individualice a cada uno de los personajes: no hay anonimato. Para Santoro, sin embargo, algo inquietante sobrevuela la obra –cierta desorientación en las miradas de los protagonistas, ajena a los cánones marxistas de representación de las multitudes– y esa es la clave de la genialidad de Berni.
“El maestro Antonio Berni plantea en esta obra un montón de interrogantes. La obra es relevante precisamente por las cosas que no están del todo resueltas en la propia imagen; tiene un montón de dificultades el cuadro. Y por otro lado, la parte que pudo resolver, la resolvió de un modo brillante”.
Daniel Santoro es pintor. Estudió en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Concurrió al taller de Osvaldo Attila y se desempeñó como realizador escenógrafo en el Teatro Colón por más de una década. En su obra trabaja con la iconografía y los mitos peronistas.
Nahuel Vecino comienza su testimonio con una anécdota personal de su época de estudiante en la escuela de arte Prilidiano Pueyrredón de la ciudad de Buenos Aires. Cuenta que entonces se percató del contenido político de Manifestación porque fue utilizada por un grupo de alumnos como pancarta para acompañar una protesta. Vecino destaca el modo en que Berni juega con diferentes tradiciones –el surrealismo de de Chirico, ciertos pintores renacentistas como Piero della Francesca y Masaccio, el realismo social mexicano– para desarrollar un lenguaje propio, y señala además que Berni convierte la pintura política en un hecho poético singular.
“Berni se distingue del realismo socialista más tradicional que tiende a abstraer las figuras. En este caso, cada rostro es singular y está individualizado. En vez de ser un pueblo abstracto se ve un pueblo que padece un sufrimiento concreto”.
Nahuel Vecino nació en Buenos Aires en 1977. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. En el año 2000 realizó su primera muestra individual en la galería Belleza y Felicidad y en el año 2003 fue seleccionado para participar de la Beca Kuitca (C.C. Rojas–UBA) para artistas jóvenes. Su obra forma parte de distintas colecciones, tanto argentinas como del exterior.