Esta sección en proceso busca ubicar a Manifestación en el contexto de las artes visuales argentinas de los años 30, una década que estuvo marcada por crisis políticas y económicas a nivel mundial: desde el crack de la bolsa de Nueva York en 1929, el ascenso de los totalitarismos europeos, la guerra civil española y el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Aguafuerte de Antonio Berni publicada por Editorial Unidad, 1936. Gentileza Fundación Antonio Berni.
En la Argentina, fueron años de enorme desocupación y de agitación política signados por el golpe militar de 1930 que derrocó al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen. Una pluralidad de resoluciones visuales, materiales y procedimentales da cuerpo a la producción plástica de esta década. Los realismos comprendidos desde el lenguaje moderno marcaron las formas de representación en boga. Esta mirada en lo real estuvo en tensión entre la urgencia de la agenda militante y las nuevas visiones que proponía el surrealismo. La abstracción, aunque en menor medida, también tuvo su espacio de representación en el medio. A través de obras de distintos artistas que se irán incorporando paulatinamente, esta sección busca mostrar los debates visuales vigentes al momento de la realización de Manifestación.
Terraza, 1930
Óleo sobre madera
114 x 58 cm
Colección Eduardo F. Costantini
A su regreso de Europa y en paralelo a la producción de sus Figuras, Lino Enea Spilimbergo (Buenos Aires, 1896 - Unquillo, 1964) trabaja en la serie de Terrazas. La recuperación de los valores plásticos y de las consignas clásicas proclamadas por los artistas del período de entreguerras adquieren en estas obras un tratamiento especial. Spilimbergo pintó dos terrazas, una balconeando sobre otra, con varias figuras desnudas que se miran o descansan en silencio. Terraza fue expuesta por primera vez en 1930 y la crítica se preguntó: “¿Cuál es el punto de vista? Parece como si la escena hubiese sido tomada desde un avión inmóvil”. Los planos inclinados de las terrazas, junto al contraste entre la geometría de los mosaicos y el mar en el fondo, crean un clima denso, extraño, similar al de las obras tempranas de Antonio Berni, quien fue el gran colega de Spilimbergo.
Avenida de Mayo entre Bolívar y Perú, 1936
Impresión en gelatina de plata sobre papel,
copia impresa en 2005
28,1 × 19 cm
Colección Malba.
Esta obra pertenece a la emblemática serie "Buenos Aires”, que la Municipalidad de la Ciudad le encargó al fotógrafo en el año 1936 con motivo de la conmemoración de los 400 años de su primera fundación. En ella, Horacio Coppola (Buenos Aires, 1906 – 2012) recorre, registra y retrata como un flâneur a la metrópolis de entonces: La Boca, Avenida de Mayo, Corrientes, Paseo Colón, Alvear; la noche porteña; las grandes tiendas; un conjunto de esquinas paradigmáticas; el tráfico y el microcentro. En esta obra, que finalmente no formó parte de la publicación del libro, el artista retrata el impulso moderno de la ciudad al fotografiar a un hombre de espaldas absorbido en la lectura del periódico.
Sin título, 1939
Óleo sobre madera
30,5 x 41 cm
Colección Mauricio Neuman
Debido al avance de los totalitarismos europeos, muchos artistas se exiliaron en América. Confluyeron en Buenos Aires personajes del ambiente cultural europeo, integrado por editores, escritores y artistas, que se sumaron a las redes culturales locales. Entre ellos, se encuentra Gertrudis Chale (Viena, 1898 – La Rioja, 1954). En Buenos Aires, Chale frecuentó los círculos artísticos de la colonia alemana, al artista Clement Moreau (Carl Josef Meffert) y a la fotografa Grete Stern, de cuyo trabajo fue una gran difusora. Esta obra de Gertrudis Chale está habitada por imágenes surrealistas protagonziadas por mujeres. Con el correr del tiempo, sus escenas pictóricas se poblaron de elementos de la cultura y naturaleza americanas. La posiblidad de ver una tierra nueva es un gran deseo surrealista, un escape de los limites de la conciencia occidental.
Presagio, 1931
Óleo sobre tela, 120 x 80 cm
Fundación Forner Bigatti
Integrante junto a Berni, Lino Enea Splimbergo, Héctor Basaldúa, Alfredo Bigatti y Líbero Badii, entre otros, del llamado “Grupo de París”, de regreso a Buenos Aires y en el transcurso de los años 30 las obras de Raquel Forner (Buenos Aires, 1902 – 1988) encarnaron las tensiones y conflictos del drama de la época. En Presagio, la artista manifiesta estas preocupaciones por el destino de la humanidad en el contexto del ascenso de los gobiernos totalitarios. Las tres mujeres componen mediante sus gestos el ícono del emblema: “ni ver, ni oír, ni hablar” y enlazan sus destinos a través de la serpiente que se enrosca peligrosamente en sus cuellos, mientras la imagen del fondo presenta reminiscencias clásicas y metafísicas. Valiéndose de motivos iconográficos de la tradición figurativa, Forner expresa a través de sus pinturas el desasosiego y la incertidumbre de sus tiempos.
Anunciación, 1931
Yeso y pigmentos sobre celotex
73,5 x 57,5 cm
Colección Malba
La recuperación de una figuración naturalista es una de las características de las imágenes que los artistas de la “vuelta al orden” configuraron durante el período entre las dos guerras mundiales. Alfredo Guttero (Buenos Aires, 1882 – 1932) dedicó asiduamente su trabajo a alegorías y temas religiosos, y buscó anclar el sentido de este trabajo en la síntesis de las formas, la lectura clara de los planos y el tratamiento austero y nítido del conjunto. Aun así, existe en esta obra cierta ambigüedad de lectura. Podría inferirse que se trata de una Anunciación por el título, por el motivo representado y por ciertos atributos de las figuras representadas; sin embargo, el peinado y el atuendo moderno de la mujer indican cierta contemporaneidad en la representación. Guttero fue un artista clave en la consolidación del campo de artistas modernos durante los años 20, a través de la organización de exposiciones y salones que colaboraron en la visibilización e institucionalización del arte nuevo.
Autorretrato con Úrsula, 1938
Gelatina de plata sobre papel, copia de época
26 x 30,5 cm
Colección Malba
Pionera de la fotografía artística en la Argentina, Annemarie Heinrich (Darmstadt, Alemania, 1912- Buenos Aires, 2005) abrió su propio estudio en 1930, para luego consolidarse profesionalmente. Fue socia fundadora del Foto Club Argentino y del grupo “La Carpeta de los Diez”, y reconocida especialmente por sus retratos de estrellas del espectáculo local. Esta obra se vincula con otra de sus búsquedas, más personal, y alude al registro de su mundo íntimo y familiar. El procedimiento de base de la toma fotográfica consistió en retratar el reflejo de la propia artista disparando la cámara sobre la superficie de una esfera espejada. Así, la imagen nos devuelve en primer plano la esfera, apoyada en el suelo entre los pies de su hermana menor y el reflejo distorsionado de sus cuerpos.
Esta sección en proceso busca ubicar a Manifestación en el contexto de las artes visuales argentinas de los años 30, una década que estuvo marcada por crisis políticas y económicas a nivel mundial: desde el crack de la bolsa de Nueva York en 1929, el ascenso de los totalitarismos europeos, la guerra civil española y el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Aguafuerte de Antonio Berni publicada por Editorial Unidad, 1936. Gentileza Fundación Antonio Berni.
En la Argentina, fueron años de enorme desocupación y de agitación política signados por el golpe militar de 1930 que derrocó al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen. Una pluralidad de resoluciones visuales, materiales y procedimentales da cuerpo a la producción plástica de esta década. Los realismos comprendidos desde el lenguaje moderno marcaron las formas de representación en boga. Esta mirada en lo real estuvo en tensión entre la urgencia de la agenda militante y las nuevas visiones que proponía el surrealismo. La abstracción, aunque en menor medida, también tuvo su espacio de representación en el medio. A través de obras de distintos artistas que se irán incorporando paulatinamente, esta sección busca mostrar los debates visuales vigentes al momento de la realización de Manifestación.
Terraza, 1930
Óleo sobre madera
114 x 58 cm
Colección Eduardo F. Costantini
A su regreso de Europa y en paralelo a la producción de sus Figuras, Lino Enea Spilimbergo (Buenos Aires, 1896 - Unquillo, 1964) trabaja en la serie de Terrazas. La recuperación de los valores plásticos y de las consignas clásicas proclamadas por los artistas del período de entreguerras adquieren en estas obras un tratamiento especial. Spilimbergo pintó dos terrazas, una balconeando sobre otra, con varias figuras desnudas que se miran o descansan en silencio. Terraza fue expuesta por primera vez en 1930 y la crítica se preguntó: “¿Cuál es el punto de vista? Parece como si la escena hubiese sido tomada desde un avión inmóvil”. Los planos inclinados de las terrazas, junto al contraste entre la geometría de los mosaicos y el mar en el fondo, crean un clima denso, extraño, similar al de las obras tempranas de Antonio Berni, quien fue el gran colega de Spilimbergo.
Avenida de Mayo entre Bolívar y Perú, 1936
Impresión en gelatina de plata sobre papel,
copia impresa en 2005
28,1 × 19 cm
Colección Malba.
Esta obra pertenece a la emblemática serie "Buenos Aires”, que la Municipalidad de la Ciudad le encargó al fotógrafo en el año 1936 con motivo de la conmemoración de los 400 años de su primera fundación. En ella, Horacio Coppola (Buenos Aires, 1906 – 2012) recorre, registra y retrata como un flâneur a la metrópolis de entonces: La Boca, Avenida de Mayo, Corrientes, Paseo Colón, Alvear; la noche porteña; las grandes tiendas; un conjunto de esquinas paradigmáticas; el tráfico y el microcentro. En esta obra, que finalmente no formó parte de la publicación del libro, el artista retrata el impulso moderno de la ciudad al fotografiar a un hombre de espaldas absorbido en la lectura del periódico.
Sin título, 1939
Óleo sobre madera
30,5 x 41 cm
Colección Mauricio Neuman
Debido al avance de los totalitarismos europeos, muchos artistas se exiliaron en América. Confluyeron en Buenos Aires personajes del ambiente cultural europeo, integrado por editores, escritores y artistas, que se sumaron a las redes culturales locales. Entre ellos, se encuentra Gertrudis Chale (Viena, 1898 – La Rioja, 1954). En Buenos Aires, Chale frecuentó los círculos artísticos de la colonia alemana, al artista Clement Moreau (Carl Josef Meffert) y a la fotografa Grete Stern, de cuyo trabajo fue una gran difusora. Esta obra de Gertrudis Chale está habitada por imágenes surrealistas protagonziadas por mujeres. Con el correr del tiempo, sus escenas pictóricas se poblaron de elementos de la cultura y naturaleza americanas. La posiblidad de ver una tierra nueva es un gran deseo surrealista, un escape de los limites de la conciencia occidental.
Presagio, 1931
Óleo sobre tela, 120 x 80 cm
Fundación Forner Bigatti
Integrante junto a Berni, Lino Enea Splimbergo, Héctor Basaldúa, Alfredo Bigatti y Líbero Badii, entre otros, del llamado “Grupo de París”, de regreso a Buenos Aires y en el transcurso de los años 30 las obras de Raquel Forner (Buenos Aires, 1902 – 1988) encarnaron las tensiones y conflictos del drama de la época. En Presagio, la artista manifiesta estas preocupaciones por el destino de la humanidad en el contexto del ascenso de los gobiernos totalitarios. Las tres mujeres componen mediante sus gestos el ícono del emblema: “ni ver, ni oír, ni hablar” y enlazan sus destinos a través de la serpiente que se enrosca peligrosamente en sus cuellos, mientras la imagen del fondo presenta reminiscencias clásicas y metafísicas. Valiéndose de motivos iconográficos de la tradición figurativa, Forner expresa a través de sus pinturas el desasosiego y la incertidumbre de sus tiempos.
Anunciación, 1931
Yeso y pigmentos sobre celotex
73,5 x 57,5 cm
Colección Malba
La recuperación de una figuración naturalista es una de las características de las imágenes que los artistas de la “vuelta al orden” configuraron durante el período entre las dos guerras mundiales. Alfredo Guttero (Buenos Aires, 1882 – 1932) dedicó asiduamente su trabajo a alegorías y temas religiosos, y buscó anclar el sentido de este trabajo en la síntesis de las formas, la lectura clara de los planos y el tratamiento austero y nítido del conjunto. Aun así, existe en esta obra cierta ambigüedad de lectura. Podría inferirse que se trata de una Anunciación por el título, por el motivo representado y por ciertos atributos de las figuras representadas; sin embargo, el peinado y el atuendo moderno de la mujer indican cierta contemporaneidad en la representación. Guttero fue un artista clave en la consolidación del campo de artistas modernos durante los años 20, a través de la organización de exposiciones y salones que colaboraron en la visibilización e institucionalización del arte nuevo.
Autorretrato con Úrsula, 1938
Gelatina de plata sobre papel, copia de época
26 x 30,5 cm
Colección Malba
Pionera de la fotografía artística en la Argentina, Annemarie Heinrich (Darmstadt, Alemania, 1912- Buenos Aires, 2005) abrió su propio estudio en 1930, para luego consolidarse profesionalmente. Fue socia fundadora del Foto Club Argentino y del grupo “La Carpeta de los Diez”, y reconocida especialmente por sus retratos de estrellas del espectáculo local. Esta obra se vincula con otra de sus búsquedas, más personal, y alude al registro de su mundo íntimo y familiar. El procedimiento de base de la toma fotográfica consistió en retratar el reflejo de la propia artista disparando la cámara sobre la superficie de una esfera espejada. Así, la imagen nos devuelve en primer plano la esfera, apoyada en el suelo entre los pies de su hermana menor y el reflejo distorsionado de sus cuerpos.