La película se filmó en Nueva York en 57 días. Ellen Kuras –la fotógrafa del film– usó dos cámaras en mano rodando simultáneamente, y sin mayores marcas, permitiéndole a los actores absoluta fluidez. Jon Nadeau, antiguo colaborador de Kuras, fue el responsable de crear un esquema de iluminación que permitiera que las cámaras rodaran 360 grados alrededor del set de filmación. Nadeau escondió ingeniosamente luces detrás de piernas, muebles, incluso hasta recortando agujeros en las pantallas de las lámparas. También hizo falta resolver cómo crear aquella luz que los realizadores designan “luz de memoria”, algo así como una señal de la imagen que permita mostrar “la memoria de la memoria” del personaje.