07.12.2016

Cuadros y escrituras

Entrevista a León Ferrari

—¿Cómo distinguir las zonas “poética” y “política”, que se superponen tan a menudo en toda su obra?

—Las prosas poéticas son las que escribí para la serie de Manuscritos, las escrituras y los cuadros escritos.

—Pero sus Manuscritos se evidencian como poemas. ¿Por qué no leerlos directamente en la caligrafía original que tiene, además del significado, un fuerte componente visual?

—No sé si a la gente se le ocurre leerlos como textos. Se los ve como dibujos, y de este otro modo se pueden leer como poemas.

León Ferrari, Cuadro escrito, 1964.

—Su conocida serie de los Manuscritos, donde el dibujo de las palabras y las formas de escribirlas determinan una significación que excede el marco textual, ¿también es de aquella época en los sesenta?

—Sí, en 1964 comencé a hacer los Manuscritos, donde ya plasmaba una vinculación con la religión. Allí no era una escritura ilegible, sino “normal”, en el sentido de “comprensible”. Uno puede leer el texto, pero además es un dibujo. Uno, por ejemplo, se llama Árbol embarazador: en el medio tenía una ilustración del pene del David de Miguel Ángel; era una especie de relectura del Diluvio, pero nadie moría a diferencia de lo que cuenta el texto bíblico. Esa fue mi primera crítica a la religión. Me impresionaban todas estas cosas bíblicas; es el mayor exterminio bíblico, que solo será superado por el Apocalipsis. En mi escrito decía que las mujeres se salvaron inflando los pechos y las nalgas para flotar. Los hombres sí se hundieron, pero Satanás le cortó el pene a cada uno de ellos y lo injertó en un gran árbol, el Árbol embarazador. Cuando bajaron las aguas, allí treparon las mujeres, las pecadoras, en una gran fornicación colectiva. Yo no les daba mayor importancia, los hacía porque me gustaba hacerlos. Eran dibujos hechos con la escritura.

—Algunas de las palabras utilizadas para dibujarlos las sacaba del diccionario. ¿Cómo era el proceso para realizarlos?

—Yo hacía listas de palabras del diccionario que nadie utilizaba, las escribía. Son palabras que yo ni siquiera sabía que existían. Después, las usaba de acuerdo con el sonido. Así que hay una cantidad de cosas escritas que no sé qué significan. Nunca me interesaba el significado real de aquella selección de palabras.

—¿También se incluye su paradigmática obra Cuadro escrito en esa serie?

—Sí, Cuadro escrito es un manuscrito que describe qué haría el artista si supiera pintar, es un temprano ejemplo de desmaterialización de la obra. En lugar de un cuadro, se expone un manuscrito que lo describe. A esta obra, Luis Camnitzer la analizó como antecedente de propuestas como las del artista Joseph Kosuth al escribir sobre el conceptualismo en Latinoamérica. Es por eso que desde hace seis o siete años me compraron obras de varias colecciones internacionales.

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Fragmentos extraídos del libro Ferrari por León, editado por Andrea Wain, Libraria, Buenos Aires, 2016. Wain participará junto a la historiadora del arte Andrea Giunta y el artista Luis Felipe Noé de un encuentro dedicado a recorrer y homenajear la trayectoria de León Ferrari. La cita es el miércoles 14 a las 19:30, en la sala de la colección permanente de Malba.